El desafío independentista

La Guardia Civil es necesaria en Cataluña

La Razón
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No se puede negar que la situación política e institucional en Cataluña se está degradando acelerada y peligrosamente a medida que se aproxima la fecha fijada por el separatismo para celebrar el referéndum ilegal. Tampoco se pueden obviar los recientes cambios en la cúpula de la Consejería de Interior y de los Mossos con una evidente apuesta por fervorosos extremistas de la secesión y del enfrentamiento con el Estado. El nuevo responsable del área, Joaquín Forn, no lo oculta. Se expresó ayer con nitidez: los agentes de la Policía autonómica respetarán «la legalidad catalana, la que emana del Parlamento de Cataluña, que es al que hemos de respetar». Se está propiciando un clima golpista que es preciso no desdeñar ni relativizar. Por eso, es razonable que el Estado extreme la prudencia y engrase sus resortes ante cualquier eventualidad. LA RAZÓN adelanta hoy que la Guardia Civil tiene todo su contingente al completo y en plena operatividad en Cataluña, alrededor de 3.500 agentes. El Instituto Armado mantenía en el territorio una plantilla con entre el 25 y el 30 por ciento de vacantes, que han sido cubiertas en su totalidad para poder desarrollar la funciones que constitucionalmente le competen en la comunidad. Nada tendría de extraordinario que las Fuerzas de Seguridad realizaran sus cometidos al servicio de la libertad y la seguridad de los ciudadanos en las mejores condiciones si no fuera porque los responsables de la administración independentista alientan a diario un estado de excepcionalidad en el que parecen dispuestos a amenazar el orden constitucional.