El desafío independentista
La simple lógica empresarial en Cataluña
Cualquiera que hubiera analizado el frustrado proceso independentista de Quebec habría pronosticado la actual desbandada empresarial de Cataluña, que sólo responde a la lógica reacción de quienes se deben a los intereses de sus clientes, accionistas y trabajadores, puestos en grave riesgo por la deriva de la Generalitat. Como señaló el ministro de Economía, Luis de Guindos, al dar cuenta del real decreto ley de medidas urgentes en materia de movilidad de los operadores económicos dentro del territorio nacional, no se debe responsabilizar a las empresas, sino a la política irresponsable del presidente catalán, Carles Puigdemont, que genera incertidumbre e inquietud. No es cierto, pues, que el Gobierno haya presionado a firma alguna para que traslade su sede social de Cataluña, como dijo ayer el consejero de Economía de la Generalitat, Oriol Junqueras, porque han sido los propios gestores empresariales quienes han solicitado la ampliación de la normativa aprobada en 2015. Prueba de ello es que, nada más conocerse la medida adoptada por el Consejo de Ministros, media docena de grandes empresas, entre ellas CaixaBank y Gas Natural anunciaron su cambio de sede. Porque la inseguridad jurídica y económica que genera la simple enunciación del despropósito separatista es incompatible con los criterios que rigen las prácticas económicas en los mercados de la Unión Europea.
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