Partidos Políticos
Moción de censura: ensayo de un fracaso
Una cosa es hacer política y otra jugar a la política. Podemos juega a la política, es decir, a construir acontecimientos mediáticos que no tienen ninguna plasmación legislativa, ni, por lo tanto, benefician al conjunto de los ciudadanos. Entienden el servicio público como un espectáculo que sólo sirve para aumentar su cuota de poder –o audiencia– y, en lo posible, denigrar a las instituciones que, bajo su punto de vista, son poco menos que el reducto de la vieja política, mientras que el espacio de la nueva está en «la calle», donde ellos son los dueños. Ayer pudimos ver en la moción de censura que el partido de Pablo Iglesias presentó contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, la puesta en escena de lo que es un recurso parlamentario legal y regulado, pero a sabiendas de que esa medida ni tenía salida –no cuentan con los apoyos necesario–, ni propiciará desgaste alguno; puede que al contrario. Podemos acaparó la atención con un espectáculo de muy bajo nivel parlamentario, reincidente en las descalificaciones y sin ningún programa de gobierno alternativo, que, después de todo, es para lo que sirve la moción de censura. En definitiva, asistimos al ejercicio baldío que todos esperábamos y que el próximo día 13 se repetirá en las Cortes, cuando Iglesias suba a la tribuna para autoelegirse –tampoco cuenta con los votos necesarios, ni se ha preocupado de buscarlos- futuro presidente de España. El ensayo de un fracaso.
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