Cataluña

Una sociedad muy fracturada

La encuesta de NC Report, que hoy publica LA RAZÓN, sobre el calado de la opción independentista en Cataluña demuestra que no existe una mayoría social aplastante, ni siquiera absoluta, que esté a favor de la ruptura de España. Es más, si se agregan los votos en blanco o nulos, el separatismo queda en minoría. El sondeo se ha realizado planteando en su literalidad las dos preguntas que figurarían en la imposible consulta impulsada por el presidente de la Generalitat, Artur Mas. La primera cuestión a resaltar es que la confusión inducida con las hipótesis de un «Estado» y un «Estado independiente» engaña a muy pocos de los encuestados. El 83 por ciento de los que votarían «sí» a la primera opción, no conciben que un Estado no sea independiente, lo que tiene una lógica política aplastante y deja el asunto en discusión en sus justos términos. Y ahí los resultados de la encuesta son concluyentes: frente a un 40 por ciento del censo de Cataluña que se declara separatista, existe un 38,8 por ciento de catalanes que optan claramente por la unidad de España, y un 11,5 por ciento que votarían en blanco. Es llamativo que la tan cacareada «mayoría social independentista» se quede muy por debajo del 50 por ciento, incluso, entre los jóvenes de 18 a 29 años, pese a que han sido el principal banco de ensayo de un sistema educativo voluntariamente distorsionador de la identidad española. En cualquier caso, parece conveniente que la sociedad española en su conjunto lleve a cabo una labor pedagógica que restaure entre los más jóvenes la realidad de una nación democrática, libre y moderna, muy alejada del torticero cliché en blanco y negro con que la describen los órganos de propaganda y agitación nacionalistas. Respecto a la composición partidaria del hipotético voto, no hay muchas sorpresas. La llamada «opción soberanista» en el PSC no representa más que a un exiguo 12,5 por ciento de los que reconocen haber votado socialista en las últimas elecciones, en las que el partido sufrió un claro descalabro. Entre los votantes de la coalición gobernante –CiU–, el 21,1 por ciento se opondría a la independencia, lo que debería servir de aviso a Artur Mas ante la probable tentación de volver a adelantar las elecciones autonómicas. Con respecto a los populares, hay que destacar un hecho a reflexionar: mientras que ni uno solo de sus seguidores apoya la independencia (0 por ciento), presentan el mayor porcentaje de votos blancos y nulos de todos los encuestados (23,5 por ciento), lo que da idea de hasta dónde llega la demonización ejercida por los nacionalistas sobre quienes se sienten españoles. En ERC no hay prácticamente novedad. Excepto, tal vez, por la anécdota de que un 4 por ciento de los votantes de la formación separatista por excelencia se oponen a romper con España.