Londres

Lo progresista es defender la vida

Las reacciones de la izquierda a la reforma de la Ley del Aborto aprobada por el Gobierno demostraron ayer hasta qué punto anda sumida en una suerte de agujero negro que absorbe cualquier posibilidad de evolución y análisis racional en un asunto que afecta a derechos fundamentales. Entre el tremendismo y la sobreactuación, se escucharon voces desde del PSOE que hablaron de la vuelta a la clandestinidad y al miedo para las mujeres, de los viajes a Londres, de un ataque a la libertad y de hacer que el PP «pague por ello». La izquierda se sigue equivocando en un asunto mayor, porque utiliza un discurso menor, superficial y simplista. Lo confunde todo porque adjudica a los defensores de la vida un arquetipo que sólo existe en sus argumentarios de partido y en algunas mentes retorcidas y confusas. En el PSOE –y qué decir de IU– prefieren la pancarta, la calle y los eslóganes del siglo XX para un discurso con olor a naftalina. Pero, ayer y hoy, lo progresista es defender de verdad a los débiles, a los indefensos, a las víctimas; hacerlo con el no nacido y con la mujer y hacerlo de verdad y no de boquilla; luchar por la vida y por la libertad de aquellos a quienes quieren arrebatar el don más preciado. Son valores que entienden y comparten creyentes y no creyentes, porque hablamos de principios morales superiores.