Tribuna

El enésimo repaso de Alsina

No se puede ir a Alsina con los papeles mojados, ni con imprecisiones, ni con el carrito de los helados. Porque te va a pillar

El enésimo repaso de Alsina
El enésimo repaso de AlsinaRaúl

Esta vez le tocó a Pedro Sánchez. Pasó por el programa de radio Más de Uno en Onda Cero y cometió el error de rebatir primero y preguntar después ¡a Carlos Alsina! sobre cuáles eran sus presuntos incumplimientos a lo largo de su mandato. Como negando la mayor. Y Alsina, que igual es el tipo con más rigor e informado de la radio, le dio un repaso. No es el primero. Y no va a ser el último. Sus entrevistas a primeras espadas siguen dando que hablar.

Hay una máxima en una sala de justicia sobre qué preguntas se pueden hacer. Y cuáles no. Si no sabes cuál va ser la respuesta mejor ahorrarse la pregunta. Por precaución, para evitar daños innecesarios con respuestas inoportunas para los intereses de quien pregunta. Pedro Sánchez prescindió de tal prevención, se expuso con ligereza y se llevó un varapalo.

En su día fue Mariano Rajoy quien quedó noqueado en Más de Uno. Alsina es un periodista especialmente diligente. Y cuando vio a Rajoy metiéndose en camisa de once varas y dando por ciertas aseveraciones harto dudosas, le sacó los colores a cuenta de la pérdida de nacionalidad de los catalanes. No porque Alsina compartiera –para nada– los postulados del «procés» catalán. Sencillamente no admitió la insolvencia en la respuesta. Por algo será que el mítico periodista José María García, que rara vez deja títere con cabeza, hiciera un elogio del Alsina periodista.

No se puede ir a Alsina con los papeles mojados, ni con imprecisiones, ni con el carrito de los helados. Porque te va a pillar. Que se lo cuenten al exlendakari vasco y ahora portavoz del PSOE, Patxi López. Se llevó un buen repaso la última vez que estuvo en San Sebastián de los Reyes. Y la penúltima. O se va a Alsina con la lección bien aprendida o te barre. Rigor y solvencia. Enfrentarse en una entrevista a un tipo que lleva de antemano bien estudiada la lección puede llevarte a quedar absolutamente en evidencia si no atinas a decir algo que se asemeje fielmente a los hechos.

La última víctima fue el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que no se prodiga precisamente en ese estudio de radio. Es un habitual de la Ser. Una radio donde parece sentirse muy cómodo. Vino en esta ocasión al de Onda Cero –singular por lo inhabitual– y se llevó un apabullante correctivo tras negar el presidente sus célebres cambios de opinión y pretender sacar pecho de su presunta coherencia discursiva. Qué duda cabe que el presidente Sánchez es un tipo audaz, que ha librado mil batallas contra viento y marea. Lo que no significa que en su histórico brillen con luz propia sus sonados cambios de criterio. No sólo en una campaña electoral, que ya se sabe que siempre hay manga ancha para promesas y augurios de todo tipo. También fuera de ella. Iba a derogar sin cortapisas la reforma laboral. Luego se quedó en reforma bendecida por la CEOE. También la ley mordaza. Y nada serio en ese punto. No es que sea su actitud vacilante y haya cambiado de parecer tanto como a coyunturas políticas se ha adaptado. Es que lo ha hecho constantemente con una asombrosa facilidad. Desde su negativa tajante a llegar a acuerdo alguno con Pablo Iglesias, a su defensa de la rebelión por enjuiciar el asunto del «procés». Y por supuesto que es lícito cambiar de opinión. Pero luego también hay que apechugar con semejantes traspiés.

Mucho mejor le fue al ex presidente, José Luis Rodríguez Zapatero con Carlos Herrera. Zapatero tomó un rumbo en su día y jamás lo abandonó. El expresidente fue todo coraje y convicción ante Herrera. No sólo se defendió si no que lo hizo con solvencia y argumentos. No hay que ser socialista para reconocer en Zapatero a un tipo más bien honesto y de firmes convicciones. Defiende lo que piensa con tesón, blande con vehemencia sus logros y ni se arruga ni titubea siquiera. En política, esa actitud debería ser objeto de respeto. Zapatero se lo ganó en su día. Hoy es un tipo que representa claramente la izquierda del PSOE. No se trata de pretender que Zapatero tenga una hoja de servicios intachable o que no trate –como el común de los mortales– de llevar el agua a su molino.

También ante Alsina cuando en su día quiso posicionarse respecto a los indultos, justo al final del juicio del Tribunal Supremo y antes de que el alto Tribunal emitiera su sentencia. Salió más o menos airoso de la cuestión en la entrevista, con algún rasguño y rifirrafe incluido con el periodista Rubén Amón.

Zapatero es el presidente más a la izquierda que ha tenido España desde la República. Y hoy se dedica a lo que le apetece, con aplomo. Se ha ganado un respeto de propios y extraños. Por algo será.

Sergi Soles periodista.