Editorial

Gobernar para todos no son meras palabras

La gente en Cataluña demanda gestión, gestión y gestión para recuperar también la libertad y la igualdad, sin prejuicios ni complejos. Regeneración moral

El gobierno catalán de Salvador Illa ha tomado posesión con esa imagen de sobriedad, discreción y cautela que pretende transmitir en estos primeros compases. El president socialista ha consignado no solo los perfiles de sus elegidos para el gabinete que afrontará la que se ha presentado como una etapa renovada tras la agitación del procés, sino también las vigas maestras del proyecto que pretende articular para recuperar la prosperidad y el bienestar arrebatados en la que fuera comunidad referente dentro y fuera del país. Pero no pecaremos de incautos e innecesariamente inocentes con una clase política catalana que se ha distinguido en estos convulsos años por haber privilegiado los falsos debates y los manipulados agravios en torno a un estado opresor e insolidario mientras los problemas reales de los catalanes enraizaban profundamente y el Principiado languidecía en una espiral de decadencia insoportable. Los mensajes de Salvador Illa han alimentado expectativas de futuro, pero no han despejado las dudas y los interrogantes sobre la acción de un ejecutivo con singularidades y elementos tan controvertidos y polémicos que han alimentado en notables sectores de la sociedad el escepticismo y las preocupaciones sobre sus capacidades y compromisos reales. En todo caso, entendemos que lo justo es valorar las obras de los consejeros a partir de este instante sin apriorismos con la convicción de que el president será el primero que responderá de su ejecutoria. Prudente, en una tierra sometida a los estragos de una tensión separatista tan hostil, Salvador Illa se ha mostrado algo errático en sus reflexiones con su gobierno ya plenamente constituido. Por un lado, ha reivindicado la transversalidad y la centralidad, con espacios incluso para reconocerse y reivindicar los valores socialdemócratas y del «humanismo cristiano», y se ha reafirmado en el compromiso de gobernar para todos los ciudadanos. Por otro, ha apelado a la nación catalana en una España plurinacional como parte de «una Europa de horizonte federal» y a la defensa de la lengua catalana como «columna vertebral de Cataluña». Demasiadas subordinadas sin encaje constitucional pletóricas de guiños para atender socios y sensibilidades dispares como parte de una puesta en escena que predice los vértigos y equilibrios del president funambulista. Gobernar para todos es el deber de cualquier administración como principio capital del estado de derecho. La Cataluña «procesista» ha sido referente en arbitrariedad, sectarismo y persecución de esa mayoría de catalanes no separatistas. Illa debe centrarse en la atención y el socorro de una sociedad abandonada con escenarios críticos en lo económico, la vivienda, la pobreza, la sanidad, la educación, la seguridad, la inmigración, la agricultura, la natalidad, el agua... La gente demanda gestión, gestión y gestión para recuperar también la libertad y la igualdad, sin prejuicios ni complejos. Regeneración moral.