Cuartel emocional
Doctor muerte
Aquí, en España, tenemos otro doctor muerte, falso doctor, por cierto, que está encerrando, asfixiando y matando al país en el sarcófago de la trampa
Hay un tipo muy adecuadamente apodado “doctor muerte” que ha ideado una cápsula para que la gente se suicide con comodidad. Se trata de un evolucionado y colorido ataúd donde uno se introduce, presiona un botón que pondrá en marcha un sistema de expulsión de nitrógeno que causa, según él, una muerte segura y sin dolor. Todavía no se ha estrenado el invento, así que se desconoce su eficacia; sin embargo un sistema parecido se ensayó en Estados Unidos con algún condenado a muerte y el fracaso fue tan estrepitoso como dantesco. En Suiza es donde este activista del suicidio intenta colocar su máquina, pero, según parece, las autoridades helvéticas no están muy convencidas.
Aquí, en España, tenemos otro doctor muerte, falso doctor, por cierto, que está encerrando, asfixiando y matando al país en el sarcófago de la trampa, el embuste y la coladera de la corrupción, él que venía a salvarnos de los Gürtel y demás, ahora rodeado de investigaciones judiciales en su más próximo entorno, sacando a la calle a los condenados por los ERES andaluces y amnistiando a independentistas, malversadores y fugados con sus leyes y sus trampas. Sánchez es una maldición que el país no se merece. O sí, no lo sé. Tampoco Reino Unido merecía esos catorce años de equivocado gobierno torie que los ha llevado a padecer un brexit y cinco caóticos primeros ministros, pero se han dado cuenta de que hay que rectificar. También hemos de reconocer que el último mandatario, Rishi Sunak, ha puesto fin a la debacle nacional convocando unas elecciones tan precipitadas como necesarias para que la nación diera un vuelco radical y se pueda encauzar en la medida de lo posible, remediando los anteriores fracasos provocados por unas políticas que llevaron al país a la situación actual. El nuevo inquilino del 10 de Downing Street, Keir Starmer, pese a ser laborista, es un monárquico convencido y además Sir, nombrado por el actual Rey Carlos III cuando aún era príncipe heredero, después de haber ejercido de Consejero de la Reina y fiscal jefe para Inglaterra y Gales. Nada que ver con lo que aquí tristemente tenemos.
Por lo demás, es mucho lo que hay que comentar en cuanto a problemas como el de la inmigración al que no saben poner arreglo, siendo que en ocasiones pasadas y en gobiernos zapateristas y sanchistas se enviaron barcos de la armada para controlar que la cosa no se vaya de las manos a nadie, ahora parece ser que eso resulta un sacrilegio y una barbarie. El tal Patxi López, un fracasado que nunca estuvo adecuado dondequiera que lo colocaran, se echa las manos a la cabeza y se pregunta si también quieren bombardear las pateras. La ministra de migraciones llega a los medios de comunicación aleccionada desde Ferraz, repitiendo como un guacamayo todas las consignas que le administran y con un mantra permanente: “el PP actúa de forma xenófoba como el partido de Abascal”. También hay que decir que Feijóo no sabe contestar cuando le preguntan por las declaraciones de su portavoz Tellado en cuanto a la llegada incesante de embarcaciones desde las costas africanas hasta las Canarias y sus posibles soluciones para controlar este desmadre. No hay por dónde agarrar a ninguno de los que presuntamente nos representan.
CODA. Lo único bonito y estético, como siempre, ha sido la Princesa Leonor recibiendo de manos de su padre el Rey la Gran Cruz del Mérito Militar, una vez finalizada su formación en Zaragoza. Ahora tiene que vérselas con el mar y con el aire. Ella puede. Lo lleva en la sangre.
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