Sin Perdón
La información y la desinformación en una catástrofe
«A golpe de argumentario, bilis y un buscador en las redes sociales se permiten pontificar como si fueran sabios en la materia»
Las catástrofes muestran lo mejor del ser humano, aunque en algunos casos, también, lo peor. La tragedia que se ha vivido en la Comunidad Valenciana y en Castilla-La Mancha era inimaginable. Es cierto que en ocasiones se han producido fenómenos de este tipo, pero la magnitud pone de manifiesto que hay cuestiones que tienen que ponerse al margen de cualquier atisbo de politización o partidismo. No ha sucedido en otras ocasiones, pero siempre es deleznable cuando sucede. Hace no demasiado tiempo, aunque la mente humana tiende a aparcar lo malo para dar paso a lo bueno, sufrimos la covid. Fueron meses terribles, llenos de noticias trágicas, como está sucediendo ahora, y mucha gente estuvo a la altura de las circunstancias, pero hubo desaprensivos que se enriquecieron gracias al dolor ajeno. Me temo que muchos quedarán en la más absoluta impunidad. El escándalo protagonizado por Ábalos, Koldo y Aldama, entre otros, es la punta del iceberg de lo que sucedió entonces. Es triste ver cómo algunos políticos y medios de comunicación aprovechan la situación provocada por la DANA para atacar al presidente de la Comunidad Valencia y al PP buscando un absurdo rédito político.
Han aparecido expertos en meteorología, catástrofes e incluso «ingenieros» sin estudios en la materia que dan lecciones sobre lo que se tendría o no que haber hecho. No me sorprende, aunque me repugne. Hemos visto cómo surgían especialistas en derecho o economía que nunca habían estudiado esas carreras. A golpe de argumentario, bilis y un buscador en las redes sociales se permiten pontificar como si fueran auténticos sabios en la materia. En mi caso, no tengo ni idea sobre estas materias y me daría vergüenza hablar o escribir con ese desparpajo. Mi única aproximación, movida por el sentido común, es que hay que destinar todos los medios humanos y materiales sin límite, así como establecer una coordinación eficaz. No hay que ser un sabio para llegar a esta modesta conclusión. En segundo lugar, despreciar a los que politizan esta catástrofe y lanzan críticas desde una ignorancia universal. Hay muchos necios, pero deberían ser más prudentes. Se dedican a la desinformación movidos por su ideología política, cuando lo que hay que hacer ahora es ser prudentes, apoyar a las víctimas, no causar alarmismo e informar.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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