Los puntos sobre las íes

Si no es Israel será Madrid, Londres o Nueva York

Ayudar a Israel a contener a estas bestias a 4.800 kilómetros de distancia será mil veces más práctico que darles rienda suelta y se planten por estos pagos para atentar

España vuelve a ser un mundo aparte. Spain is Different, que han dicho de nosotros los anglosajones desde tiempos inmemoriales con el aire de suficiencia que secularmente nos han dispensado. Con Pedro Sánchez queda claro, más allá de toda duda razonable, que somos más diferentes que nunca. Cada vez más diferentes porque en lugar de solidarizarnos con las víctimas del 7-O, al lado de ese Occidente democrático que está inequívoca y unánimemente con Israel, hemos optado por lavarnos pilatescamente las manos, caso de un Pedro Sánchez que da una de cal por cada tres de arena, o directamente por ponernos en primera posición de saludo con los asesinos, degüellabebés y violadores de Hamás como llevan haciendo dos semanas tanto Podemos como Sumar. Sostener que sí, que este terrorismo modelo Isis es perverso, pero que las víctimas tienen tanta culpa como los victimarios porque llevan años perpetrando «un genocidio sobre el pueblo palestino» es tanto como concluir que «algo habrán hecho» los judíos. Vamos, que se lo merecen. Por no hablar de la infinita infamia que constituye acusar de «genocidio» a un pueblo que padeció el mayor de la historia de la humanidad hace no tanto con 6 millones de muertos. Lo de siempre de nuestra extrema izquierda, y una parte no precisamente menor del PSOE, esto de comprender las razones de los terroristas.

El ejercicio de irresponsabilidad que están perpetrando nos acabará pasando factura, toda vez que las declaraciones de Sumar y Podemos, acusando a Israel de un exterminio previo al 7-O y posterior con el medio millar de fallecidos en el hospital de Gaza, han puesto a la comunidad judía en la diana de los yihadistas españoles. Que haberlos, los hay, que nadie se engañe. Recuerdo, además, que las pruebas existentes apuntan en dirección contraria a la que nos intentó colar el pensamiento único porque el bombardeo del centro sanitario fue obra de los islamofascistas. De la Yihad Islámica, concretamente. Lo normal en estas situaciones, máxime si ocupas la Presidencia de turno de la UE, es participar en esa respuesta «todos a una» que cuenta con el respaldo de todos tus socios. Para empezar, porque la trascendencia de este Pearl Harbor es en términos proporcionales mayor que la del 11-S. Los 1.200 asesinados por Hamás el 7-O representan para la población de Israel un porcentaje de víctimas muy superior al que supusieron los 3.100 a la de los Estados Unidos tras los ataques de Al Qaeda a las Torres Gemelas y el Pentágono. Teniendo en cuenta que Israel tiene 10 millones de habitantes y los Estados Unidos 330 millones, esto es como si el 11-S se hubiera llevado por delante la vida de 40.000 personas.

Y en Moncloa deberían conducirse con más cuidado toda vez que esto no es una contienda de Israel contra Palestina, ni siquiera una guerra de Hamás contra el sionismo. Simplismos aparte, esto va de otra cosa: es la lucha del mundo libre contra ese islamofascismo que quiere finiquitar las libertades occidentales y la igualdad hombre-mujer y que anhela resucitar en nuestras sociedades la bárbara lógica del medievo. Tampoco es conveniente hacernos trampas al solitario: ayudar a Israel a contener a estas bestias a 4.800 kilómetros de distancia será mil veces más práctico que darles rienda suelta y se planten por estos pagos para atentar en Nueva York, París, Londres, Berlín o Madrid. Que en eso, desgraciadamente, ya tenemos experiencia. ¿O acaso alguien ha olvidado que los primos hermanos de esta basura humana fueron los que asesinaron a 192 personas ese 11-M de infausto recuerdo?