Y volvieron cantando

No jueguen con los votos

Cuando se aboca a un electorado a regresar a las urnas por repetición electoral, en parte lo que se le está diciendo es que el sentido de su voto requiere de los más parecido a una revisión o, lo que es peor, que no ha servido para nada

Pues ahora va a resultar que ese supuesto cambio que habían demandado los ciudadanos y del que no hubo sesudo análisis que no se hiciera eco la noche del «28-M», con unas sumas meridianamente claras, no era tal cambio o al menos no se muestra en algunos lugares tan fácil de ejecutar, para mayor decepción de muchos votantes que, en casos como el de la comunidad extremeña, ven como poco probable el entendimiento entre PP y Vox para conseguir el objetivo común de desalojar a la izquierda del poder. Votantes de la derecha que tal vez se estén preguntando por qué sus representantes no reparan por ejemplo en que el socialista Fernández Vara no habría tenido prevención ni complejo alguno en meter a Podemos en el gobierno si eso le hubiese garantizado la continuidad. El electorado sea de izquierdas, de derechas, de centro o de enfrente suele perdonar muchas cosas y hasta en no pocas ocasiones hace gala de una amnesia que rompe todos los esquemas, sin embargo, hay dos cosas frente a las que no muestra en las urnas condescendencia alguna como son la división interna dentro de un partido o del espectro ideológico –tres derechas en las pasadas elecciones generales fueron multitud– y, sobre todo, tener la sensación de que su voto no ha servido absolutamente para nada.

Cuando se aboca a un electorado a regresar a las urnas por repetición electoral, en parte lo que se le está diciendo es que el sentido de su voto requiere de los más parecido a una revisión o, lo que es peor, que no ha servido para nada. Esa es la sensación que en estos momentos debe embargar a muchos electores del PP y de Vox, que se las prometían muy felices la noche del «28-M» con Fernández Vara enfilando el regreso a su puesto de forense judicial y ahora lo único que contemplan es que el líder socialista extremeño da media vuelta para protagonizar toda una sesión de investidura, tan solo cinco días antes de las elecciones generales. El ejemplo extremeño no es gratuito, sobre todo porque a mayor gloria de la izquierda el PP ha vuelto a entrar como un miura a trapos como las innecesarias justificaciones sobre la violencia de genero ignorando que lo que ahí toca son…ya saben, trenes varados en mitad de la nada. La izquierda extremeña no se ha visto en otra.