El ambigú
Lecturas precipitadas
Uno de los errores en política, y en general en la vida es ir contra el principio de realidad
Vivimos momentos convulsos que precisan además de su pronta solución o disolución, un intento de aproximación a la verdad, y no a eso que se denomina construcción del relato o narrativa, que por lo general conduce a la ocultación de aquella. Es cierto que en ocasiones la verdad torna en un concepto difuso, y casi siempre susceptible de interpretaciones.
Existen tres conceptos en dibujo que nos podrían ayudar: el contorno es la línea que bordea el perfil de una figura, la silueta es la representación de una forma mediante un solo color, y el dintorno son todas las líneas y colores que configuran la superficie de una forma, esto es el contenido; trasladados estos conceptos a la política o al derecho nos introduce otro concepto como es el entorno, esto es, todo lo que rodea a la figura. En su discurso sobre el Estatuto de autonomía de Cataluña de 1932, Ortega utilizó la expresión dintorno en este contexto: «Qué es el nacionalismo particularista? Es un sentimiento de dintorno vago, de intensidad variable»; más al margen de la casualidad, la actualidad política está inmersa en una nebulosa conceptual en la que, sobre una misma realidad, unos nos explican la silueta, otros el contorno, algunos el entorno, pero la realidad sobre el dintorno, esto es, sobre el contenido queda apartada, soslayada y ocultada.
Con relación al reciente auto dictado por el Tribunal Supremo sobre su competencia para la instrucción y en su caso enjuiciamiento de dos políticos catalanes, el ministro de Justicia ha dicho que «el Supremo no ha calificado de terrorismo y solo se arroga la investigación» y no seré yo el que entre en esta discusión puesto que ni puedo ni debo, pero una rápida lectura del auto, esto es de su dintorno, bien pudiera ofrecer otra lectura. Por otro lado, se ha difundido un borrador del informe de la Comisión de Venecia sobre la amnistía que está ofreciendo múltiples interpretaciones, avala la amnistía, cuestiona el procedimiento, sugiere una previa reforma constitucional, etc., que nos sitúa en las anteriores categorías del arte del dibujo, pero al final el dintorno es lo que es, por mucho que algunos muestren solo la silueta, el contorno e incluso se queden en el entorno.
Normalmente uno de los errores en política, y en general en la vida es ir contra el principio de realidad, porque este se acabará imponiendo más pronto que tarde, y los caminos de la ley no son inescrutables, aunque a veces sí pueden recorrer sinuosos itinerarios. En una democracia, la esencia es la culminación de una estado de derecho que garantice la libertad, la justicia y la igualdad entendida como igualdad ante la ley y también en la ley; esto tiene consecuencias, y una de ellas es que los conflictos políticos se deben resolver exclusivamente por cauces políticos; es cierto que la política nunca puede ni debe judicializarse, pero cuestión diferente es cuando se cometen delitos, estos sí se deben judicializar en aplicación del principio de legalidad; enviar el mensaje de que cuando estos delitos se cometen en el seno de un conflicto político se puede utilizar el olvido de la amnistía como solución al conflicto jurídico para superar el político, es extremadamente peligroso, amén de contrario a la Constitución; pero sobre todo es profundamente injusto, especialmente cuando el fin último a lo mejor no es solventar el conflicto político, sino otro más egoísta. Las lecturas precipitadas normalmente conducen a error, pueden esconder la verdad de lo ocurrido durante algún tiempo, nos pueden engañar con la silueta, con el contorno y nos pueden despistar con el entorno, pero al final es lo que es y el principio de realidad se impondrá.
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