Y volvieron cantando

Madre y médico

Maneja un discurso político no precisamente de primer nivel, sino más bien alineado con el argumentario más elemental de la extrema izquierda, no tanto en su vertiente antisistema como en la de la mera ingenuidad política

Mónica García, ministra de Sanidad por obra y gracia de la cuota Sumar en el gobierno de Sánchez, se está coronando como el auténtico paradigma del activismo más militante desde el sillón de un ministerio orillando la gestión en favor de la pancarta, muy por encima de perfiles anteriores en el Consejo de ministros como Ione Belarra, Alberto Garzón o la propia Irene Montero y hoy tal vez solo superada por el socialista Óscar Puente instalado como es sabido en la política más australopiteca. El nombre de la dirigente de Más Madrid ha adquirido un mayor peso entre el elenco de miembros de Sumar dentro del Gobierno tras la espantada diferida de Yolanda Díaz, pero lejos de asumir esa condición con la altura de miras que requiere un ministerio con la importancia del de Sanidad, parece tener claro que lo suyo no es pasar a la historia como una buena ministra de este negociado, sino como la misma portavoz de la oposición al ejecutivo madrileño de Isabel Díaz Ayuso, solo que desde la caja de resonancia que supone el manejo de presupuesto y un sillón en el gabinete de Pedro Sánchez.

Mónica García maneja un discurso político no precisamente de primer nivel, sino más bien alineado con el argumentario más elemental de la extrema izquierda, no tanto en su vertiente antisistema como en la de la mera ingenuidad política. Llegó a su primera campaña electoral repitiendo allá donde querían oírla que era madre y médico como principal hilo argumental ante los electores –como si fuera la única madre y único medico sobre la faz de la Comunidad de Madrid– y aun así no le fue mal, teniendo en cuenta que le dio el sorpasso a un renqueante PSOE, pero sus errores antes y desde su llegada al Gobierno delatan una gestión más que mejorable. Error de bulto fue su cálculo parvulario sobre la subida de impuestos en la Comunidad madrileña, error infantil fue «no enterarse» de que estaba cobrando el bono para vulnerables por familia numerosa, ineficacia es no afrontar la falta de médicos en Ceuta y melilla donde la sanidad no está transferida, como lo es reparar ahora en la alarmante ausencia de psiquiatras en la sanidad pública, por no hablar del fallo sistémico en la misma que podría acarrear su ocurrencia de cuestionar los conciertos con el sector privado. Pero es madre y médico.