
Sin Perdón
El mensaje Real: bien común, consenso y diálogo
«La acumulación del poder siempre conduce a la tiranía»
Entre tanto ruido provocado por el politiqueo que se ha instalado en la política española, emerge el Mensaje de Navidad de Felipe VI. La política es una actividad noble, salvo cuando surgen políticos que la degradan con intrigas, maquinaciones y mentiras. Desde la Antigüedad hasta nuestros días, es uno de los temas más estudiados. Los grandes filósofos de la Historia han escrito tratados para reflexionar sobre ella, así como las ambiciones que pervierten ese concepto de servicio público. En su sentido más abyecto está la tiranía. Los clásicos griegos y romanos son magníficos para estudiar la cuestión, porque han influido decisivamente en el pensamiento occidental hasta llegar a la separación de poderes que formularon Locke y Montesquieu. La diferencia reside en servir o servirse de la política. El buen político asume una carrera de honores, por utilizar el concepto romano, donde la mejor recompensa es el éxito en la labor que se realiza mientras que el malo solo busca acumular cargos y poder. El discurso del Rey llama a trabajar por el bien común, que no siempre es el que beneficia al político o su partido.
El sistema de la Roma republicana era muy acertado por que introducía la limitación en el ejercicio del cargo y la existencia de magistraturas compartidas para impedir la tiranía. Este esquema finalizó con el inicio de las guerras civiles entre Sila y Mario, luego con César y Pompeyo y, finalmente, con Octavio y Marco Antonio. Tras esta última, surgió el Principado con Octavio, convertido en Augusto, asumiendo un imperium absoluto con los poderes de cónsul, censor, tribuno de la Plebe y pontífice máximo. Se convertía en prínceps civium et pater patriae. La acumulación del poder siempre conduce a la tiranía. Un político que busca el bien común, tal como reclamaba el jefe del Estado, tiene que utilizar el diálogo y lograr un consenso lo más amplio posible. El problema es que se han sustituido estos conceptos por la imposición mecánica de las mayorías, la falta de ética y la legitimación de la mentira como instrumento para mantenerse en el poder. Por ello, es muy acertado reivindicar la democracia liberal, la defensa de los derechos humanos y, en nuestro caso, la Constitución de 1978. Son los grandes logros surgidos de las cenizas del Antiguo Régimen.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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