Sin Perdón

La moción de la infamia en Pamplona

«El apoyo de los diputados de Bildu nunca fue gratis, sino que era un pago en diferido»

Es evidente que esta legislatura de Sánchez es la confirmación de que el PSOE abandona definitivamente la centralidad para abrazar el radicalismo de izquierdas. Hay que reconocer que lo hace sin timidez y con absoluta claridad, aunque también lo es que hace todo lo contrario de lo que dijo en la campaña electoral. La laxitud moral del líder socialista es algo que no causa ninguna sorpresa. En cambio, lo sería que cumpliera su palabra y sus compromisos. Es una nueva forma de hacer política que es característica de la izquierda populista Iberoamericana que se ha convertido en el modelo que sigue con la fe de un converso. El blanqueamiento de los herederos de ETA responde, precisamente, a esa agenda de Frente Popular que repetirá en el País Vasco si el resultado electoral lo permite. El problema de los dirigentes del PNV es que les ciega la soberbia y creen que Sánchez los prefiere a Bildu. Es no conocerlo. Lo mismo sucede con Puigdemont, ya que el objetivo es repetir el tripartito con ERC y los Comuns. Es bueno recordar que el inquilino de La Moncloa lleva muy mal los desprecios y las humillaciones. Por ello, no tiene ninguna simpatía por el fugado de la Justicia y su vocera en el Congreso.

La moción de censura de la infamia en Pamplona es una muestra del proceso de radicalización del PSOE. No me sorprende que los responsables del socialismo navarro aplaudan a Bildu, la formación controlada por los antiguos dirigentes del aparato político y militar de ETA, porque lo único importante es seguir gozando del generoso pesebre público. La sustitución del régimen de partidos por el modelo partitocrático al servicio de los deseos de un líder populista es una enfermedad de la democracia. No existe autocrítica o voces discrepantes, porque nadie se quiere arriesgar a perder el favor del líder. No es algo nuevo, sino una característica fundamental del autoritarismo democrático. El apoyo de los diputados de Bildu nunca fue gratis, sino que era un pago en diferido. La capital navarra es la primera letra, pero en esta legislatura veremos otros actos infames para complacer a Otegi y sus camaradas.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)