Al portador
El monólogo infinito de Sánchez y Feijóo
«La política española ha entrado en un tiempo muerto, que será largo, en el que todo es susceptible de empeorar»
Rebecca West (1892-1983), escritora y feminista británica, partidaria del Frente Popular durante la Guerra Civil española y crítica feroz del comunismo tras la Segunda Guerra Mundial, solía decir que «sólo hay monólogos que se entrecruzan» porque «la conversación es una ilusión». Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, quizá tendrían que refrescar la figura de quien fue amante de H.G. Wells (1866-1946), el autor de «La máquina del tiempo» y «La guerra de los mundos». El presidente del Gobierno y el líder de la oposición, sin embargo –en este caso «cum laude»– están doctorados en monólogos, sucesivos por supuesto y, además, tan interminables como infinitos. Ayer, la sesión de teórico control al Gobierno en el Congreso fue el penúltimo ejemplo. Feijóo tilda al inquilino de La Moncloa de «peligro dramático para la democracia» y Sánchez le responde con la «psicología del espejo» y le espeta que «cuando habla de corrupción se hace un selfie». La escena, con ligeras variantes, amenaza con repetirse, con monotonía, durante el resto de la legislatura, otros dos años según el presidente.
Las sesiones de control han devenido en una especie de perversión parlamentaria, en un espectáculo para muy forofos del género, radiografía de una muy notable degradación democrática. La política española –y parte del país– ha entrado en un tiempo muerto, que se prevé largo, en el que todo es susceptible de empeorar, sobre todo para los más desfavorecidos y para la población en general. El PP de Feijóo invoca la denuncia de la corrupción y los escándalos gubernamentales, todo muy evidente para sus partidarios. Sánchez y el Gobierno lo rechaza todo, con el aplauso de sus fieles –sobre de los que no quieren que gobiernen otros– y esgrimen el comodín de la teórica buena situación económica. Si el líder del PP se rasga las vestiduras por el procesamiento del fiscal general, Álvaro García Ortiz, el presidente del Gobierno esgrime –¿qué tendrá que ver?– la expansión de la fibra óptica, que ya alcanza al 90% de los usuarios, según reza el guion preparado, diga lo que diga su interlocutor. Cualquier atisbo de entendimiento es «una ilusión» y es obvio y patético que en la política española «solo hay monólogos que se entrecruzan», decía Rebecca West.