Pedro Sánchez está acostumbrado a saltarse las reglas. La arbitrariedad marca su gobernanza. Lleva más de un año sin pasar por el Senado y ha convertido en papel mojado la Constitución. ¿Alguien da más? Así que cuando llegó una denuncia sobre el papel de su mujer en el millonario socorro público a Air Europa, se despachó conforme a su estilo, sin miramientos ni explicaciones. La Justicia ha sacado los colores al presidente. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha exigido a la Oficina de Conflicto de Intereses, que depende de la Administración, que investigue como es debido y argumente si Sánchez incurrió en un conflicto de interés por «rescatar» a la aerolínea que tuvo vínculos económicos con Begoña Gómez. Damos por hecho que la Oficina despachará el expediente con más formalidad que el carpetazo previo, pero con idéntica resolución. Y, sin embargo, ofrecerá una versión oficial que estará sujeta a fiscalización posterior por múltiples cauces.