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Natalidad

Y llegó un día en que los hijos dejaron de ser «fuente de riqueza» para convertirse en una carga económica

Antaño, los hijos contribuían a la riqueza de la familia: cuantos más hijos, más «manos» para ayudar en casa. Comenzaban a trabajar muy pronto, pero no en trabajos como CEO del Credit Suisse Bank, sino como jornaleros en el campo, por lo común. Tras la segunda mitad del siglo XX, los hijos empezaron a tener acceso masivo a la educación, y finalmente fueron protegidos por la ley –antes estaban bajo tutela y mando del «pater familias»–, incluso con las Leyes del Menor, que privilegian a los menores hasta en los excesos –o crímenes– cometidos por dichos menores, haciéndoles impunes ante la comisión de delitos, de la misma manera que, en España, se hizo «irresponsable» legalmente al rey «emérito».

Y llegó un día en que los hijos dejaron de ser «fuente de riqueza» para convertirse en una carga económica, muchas veces insoportable. Cualquiera que haya llevado a su hijo a un buen colegio, proporcionándole estudios superiores, viajes y una vida acomodada «donde no falte de nada», cuando ese hijo cumple 25 años, si echa las cuentas de lo que le ha costado, se encontrará con la sorpresa de que puede haber invertido en él una bonita cantidad, exorbitante. Entretanto, las mujeres conquistaron una verdadera independencia (laboral, legal, existencial…) y ya no renuncian fácilmente a tener una vida plena, con aficiones, experiencias, distintas parejas sentimentales…, en vez de cuidar hijos en exclusiva durante décadas. Atender a un hijo hoy es un trabajo extenuante porque se hace en solitario. No hay familia, amigos, vecinos o guarderías públicas que ayuden en la crianza, convertida en una tarea enloquecedoramente intensa, llena de peligros y privaciones.

Por eso solo existen altos índices de natalidad en países pobres, donde los padres siguen viendo a su prole como una oportunidad de prosperidad, no como fuente de problemas y gastos interminables. En Europa solo pueden permitirse tener familias numerosas los ricos y los pobres (por lo general, inmigrantes subsidiados). Así que los hijos han pasado a ser causa potencial de pobreza y problemas, cuando antes lo fueron de riqueza y alegría.