La situación
El nuevo sanchismo
«Sanchismo es que no gobierne la derecha. Con quién tenga que pactar para conseguirlo, es asunto menor»
Jamás Adolfo Suárez utilizó, para referirse a sí mismo, el término «suarismo». Nunca lo hizo Felipe González, aunque el término «felipismo» era de uso común. José María Aznar no puso en su boca lo que sí estaba en boca de todos: el «aznarismo». Ni Zapatero habló en primera persona del singular sobre el «zapaterismo». Tampoco Rajoy, del «marianismo». Pero Pedro Sánchez, amante de ser el primero en tantas cosas, ha decidido serlo también en esto.
En la anterior campaña electoral Sánchez despreció a quienes calificaban con el término «sanchismo» su muy peculiar forma de gobernar. Con ese tono de voz extraordinariamente elevado con el que gusta de dar sus discursos en los mítines del partido, Sánchez dijo que «¡ni felipismo ni zapaterismo ni sanchismo, se llama socialismo!». La frase tuvo su eco, aunque no llegó a disfrutar de la relevancia de aquella de Felipe en el inicio de la transición, cuando intentaba llevar al PSOE hacia el centro del que lo ha sacado Sánchez: «¡Hay que ser socialistas antes que marxistas!». A Sánchez no le gustaba que se hablara de sanchismo. Pero, al igual que ocurre con casi todo en el sanchismo, también en esto ha habido un abrupto cambio de criterio. Ahora, sus estrategas consideran que es buena cosa que el presidente hable de sanchismo, en un ejemplo más del yo, mí, me, conmigo con el que se rige a sí mismo el líder socialista. Nadie que trabaje en la Moncloa sanchista puede sentir complejos. Si hay que ir a por todas, se hará, como en los pactos que nunca tendría con Podemos o Esquerra o Bildu o Puigdemont, o como en los indultos, o en la eliminación del delito de sedición, o en la rebaja de la malversación, o en la amnistía o en lo que toque.
Así, desacomplejado, el secretario general del PSOE, encara un nuevo proceso electoral (el gallego) en el que su partido solo aspira a ser, en el mejor de los casos, segundo, igual que ocurrió en las generales. Sanchismo es que no gobierne la derecha. Con quién tenga que pactar para conseguirlo, es asunto menor.
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