
El trípode
La Organización Sindical sanchista
Una de las últimas iniciativas de la coalición «sanchista-progresista» ha consistido en duplicar las subvenciones a los que no se manifiesten contra el gobierno, sino que lo hagan contra la oposición.
Una de las últimas iniciativas de la coalición «sanchista-progresista» ha consistido en duplicar las subvenciones a los que no se manifiesten contra el gobierno, sino que lo hagan contra la oposición. Lo que, si no es una fraudulenta compraventa de favores políticos, - que se asemeja mucho- debe ser un alquiler de los mismos, y en este caso para al menos cubrir el coste económico de salir a la calle a manifestarse. Habrá que tomarse en serio si es propio de una auténtica democracia tener sindicatos que viven -no de las cuotas de sus afiliados- sino de las subvenciones públicas para que se comporten como virtuales apéndices sindicales del gobierno. Con Yolanda al frente del Ministerio de Trabajo se han duplicado esas ayudas, cuya cuantía en su mayoría van a la caja de CCOO y UGT, convertidos en la Organización Sindical del sanchismo. Si ya resultó bochornoso ver al líder ugetista con su bufanda ir a Waterloo a suplicar el voto al «progresista» Puigdemont, lo de ayer en las calles provoca mayor vergüenza ajena. Lo que va de Marcelino Camacho y Nicolás Redondo al actual dúo sindical formado y Álvarez es la muestra de la degradación, en este caso sindical, que el sanchismo está inoculando en todas las instituciones y organizaciones. Desde la Fiscalía general del Estado, convertida en la fiscalía del gobierno, al CIS Tezanos convertido en el centro demoscópico de Ferraz. Como frustrado émulo de Luis XIV, quiere asemejarse al Monarca que encarnó el antiguo régimen absolutista con la famosa expresión que se le atribuye: «l’Etat c’est moi». Si bien Sánchez lo dirá en inglés para que quede claro su dominio lengua. Ahora ya solo le falta dominar la lengua catalana para cuando deba ir a cumplimentar a Puigdemont no tener que usar el pinganillo que necesita en el Congreso. Por ahora la promociona allí para que los diputados lo aprendan y no deban usarlo como él para poder debatir entre sí, y quiere hacer lo mismo en la UE, lo que para Albares constituye la «máxima prioridad de la política exterior de España». Esa fotografía de Puigdemont recibiendo a Sánchez en Bruselas ya tiene un puesto de honor reservado en la iconografía de la Historia de la España «progresista». No se sabe por el momento si acudirá con pinganillo, lo que posiblemente dependa de si para tener los Presupuestos esa es una exigencia del auto exiliado, y amnistiado suyo. En todo caso, el ugetista Álvarez llevó su bufanda, pero no el pinganillo al cumplimentarle, lo que es un precedente para esa histórica audiencia. Y que se espera con singular expectación.
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