Sin Perdón

¿Qué más tiene que pasar?

«Por supuesto, los aliados lo tienen muy claro, más allá de las declaraciones de cara a la galería, que se vive mejor haciendo de costaleros del sanchismo»

Es una pregunta que se hace mucha gente con insistencia. No solo en el centro derecha, sino entre personas de izquierdas que contemplan horrorizadas la descomposición del Gobierno y las noticias que se suceden con monótona insistencia. No se trata de un único escándalo, sino de varios que se solapan informativamente y que cada uno de ellos provocaría la dimisión del presidente del Gobierno en cualquier país de la Unión Europea. Una vez más es la anomalía española. No hay duda de que en esto somos diferentes. Hay que aclarar que no había sucedido con ninguno de sus antecesores, pero la ausencia de cualquier principio ético es uno de los aspectos que caracterizan a Sánchez. No importa que esté procesado su hermano y el fiscal general del Estado, que se investigue a su mujer, que las cloacas del PSOE sean espectaculares o que la trama de corrupción iniciada con Koldo y Aldama se haya llevado por delante a dos exsecretarios de Organización del PSOE, Ábalos y Santos Cerdán, que son unos depredadores. Este último escándalo afecta a empresas públicas, autonomías, municipios y la Administración Central.

¿Por qué en otros países se dimite mientras que Sánchez está decidido a agotar la legislatura? En realidad, todo es muy sencillo, porque a los socios y aliados no les importa unir su suerte al sanchismo. En el caso de Sumar, porque no tiene otra alternativa y es un proyecto acabado. La credibilidad de Yolanda Díaz es inexistente. No es más que una confluencia de fracasados que se sienten cómodos en los ministerios y los altos cargos. Se han convertido en la casta que criticaban. No quieren abandonar el poder. ¿Se imagina alguien a Yolanda, Urtasun, Bustinduy… teniendo un golpe de dignidad renunciando a ser ministros? No lo comparto, pero los entiendo. No hay más que ver a los serviles Conde-Pumpido y Marlaska, que han decidido unir su suerte a Sánchez compartiendo las miserias de la corrupción política y económica. Por supuesto, los aliados lo tienen muy claro, más allá de las declaraciones de cara a la galería, que se vive mejor haciendo de costaleros del sanchismo. Necesitan alargar como sea la legislatura, aunque marcando distancias. Por tanto, es una situación agónica, pero mucho mejor para ellos que acelerar la llegada del PP al Gobierno.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)