Cuartel emocional

Personajes pintorescos

Trump, con su tiro en la oreja, que parece que la lleva en un sobre, también es muy susceptible de caricaturización

Siempre ha habido personajes pintorescos y hasta grotescos en el panorama político y social de cada país; en unos más que otros y dan mucho juego a los que escribimos, también a los imitadores y a los cómicos, que los bordan y hasta los desbordan. Hubo hace unos años un presidente de equipo de fútbol metido a político que nos dedicó momentos encantadoramente divertidos, y fue Jesús Gil a quien profesionales y paisanos hemos imitado en sus intervenciones públicas. Nunca lo vimos enojado ni sometido a ridiculización, porque iba por encima de todo ello. Falleció –algunos lo pusieron en duda en su momento-, y nos dejó en la memoria escenas y frases irrepetibles. Otra que va a resultar insustituible cuando tengamos la fortuna de que desaparezca del panorama político es la ridícula Montero, Marisú, quien hace pocas jornadas nos hacía confundir sus declaraciones con un sketch de los extintos Martes y 13 –nunca dejaremos de añorarlos-, repitiendo incansablemente la palabra “finansiación”, refiriéndose a la financiación “especial” que van a aplicar a Cataluña y la condonación de su deuda por un montante de quince mil millones. No pude compartir con nadie el momento ni la hilaridad, porque estaba sola, y ella no paraba de repetir “finansiación”, como si no hubiera un mañana, mientras sus cuidados rizos no paraban de tremolar. Millán Salcedo lo hubiera cincelado a la perfección.

Trump, con su tiro en la oreja, que parece que la lleva en un sobre, también es muy susceptible de caricaturización. Le vino Dios a ver con el atentado; ahora anda ya en la creación de una dinastía política con sus hijos y con su vicepresidente Vance, quien, otrora, comparaba a su hoy jefe con Hitler. Quienes no aparecieron en un principio son Melania e Ivanka, una lástima porque siempre adornaban las convenciones republicanas y las intervenciones de su marido y padre respectivamente con sus impecables outfits, siempre perfectas. Yo las echaba de menos, pero ya han entrado en escena y la cosa ha cambiado. El toque de estilo es importante.

Nos hemos librado ya del dichoso futbol con la victoria de los nuestros, algo que ha opacado al valeroso Alcaraz, también vencedor en el más famoso grand slam del Reino Unido. Por cierto, que uno de los futbolistas de nuestra selección tuvo la brillante idea de gritar “Gibraltar Español”, cosa que todos hemos aplaudido, pero que provocó irritación entre los de allí y también en las islas británicas, tanto que en este momento se hallan reunidos ambos países para llegar a un acuerdo sobre el peñón. Ya veremos si nos lo devuelven. Mientras tanto, la opacada Díaz asoma la gaita para declarar triunfal que ha llegado a un acuerdo con el PSOE para derogar la ley mordaza, cuando la muy necia ignora que eso no se hace de un día para otro, que lleva su tiempo, que despenalizar las injurias al Rey o a la religión va a tener que esperar. Ojalá mientras tanto se vaya gestando un adelanto de elecciones para que esto no ocurra, que ya tenemos bastante con la desfachatez del indulto a los sinvergüenzas de la trama de los ERE, que se van de rositas gracias al buen hacer del amigo Pumpido, al tiempo que Begoñez se niega a declarar.

CODA. Solamente nos queda mirar con tanto agrado como envidia la entrada de Carlos III en Westminster, con toda la pompa y circunstancia con la Reina al lado –pedazo de reina con pinta de lo mismo-, para anunciar las líneas maestras del nuevo gobierno laborista (generar empleo, mejorar infraestructuras y también el transporte). Aquí solo nos queda seguir aguantando mentiras, chanchullos, fraudes y tráfico de influencias, y seguir viendo la cara a un tipo que propone un plan de regeneración democrática. Yo más bien diría de degeneración…