Editorial
Un proyecto liberal de éxito pese al sanchismo
Gobernar es eso, promover intervenciones y reformas para el progreso y el bienestar común y no usurpar el Estado para someterlo a tu antojo
Isabel Díaz Ayuso habla alto y claro para que todo el mundo la entienda. Sus convicciones son firmes, como sus lealtades y el proyecto que abandera para mejorar la vida de la gente que debiera ser el principio y la virtud sobre los que gravitara todo servidor público. La presidenta de la Comunidad de Madrid lo ha vuelto a poner de manifiesto en la intervención durante el debate del estado de la región, en la que, además de un encendido alegato político contra el proyecto cesarista de demolición constitucional que se abandera desde Moncloa, ha desplegado un ambicioso programa de actuaciones en múltiples ámbitos para robustecer el liderazgo de la región y sobre todo el bienestar y la prosperidad en hogares y empresas con un notable compromiso transformador e inversor. Díaz Ayuso no se ha escondido, ni ha buscado el abrigo de los lugares comunes ni las medias tintas cuando este país malvive a un régimen de pulso autocrático con grave afectación de los más básicos derechos consagrados en la Carta Magna. La presidenta ha entendido bien su responsabilidad principal como autoridad de la región capital, locomotora de España y espejo y símbolo del proyecto reformista alternativo al sanchismo. La emergencia nacional existe porque nunca antes un Ejecutivo se había convertido en la más grave amenaza para el presente y el futuro de nuestro estado social y de derecho y resulta imperioso combatirla sin vacilación: «Antes se romperá la Cataluña independentista, que las izquierdas rompan España y rompan Madrid» y «antes se hundirán los independentistas que la Comunidad de Madrid». La reivindicación de la libertad, la igualdad, la separación de poderes, el imperio de la ley, la nobleza de la pretérita política, la palabra dada y la verdad es una exigencia que alentamos y compartimos. No podemos admitir sin más que la izquierda nos haya privado de todo ello para reemplazarlo por arbitrariedad, caciquismo, sectarismo y colonización institucional en una deriva que persigue una mutación constitucional contra el pueblo y sin el pueblo que nos aboca a un escenario terrible. A la disertación política Ayuso ha sumado un vasto catálogo de anuncios sobre una buena parte de los ámbitos de la vida pública fiel al proyecto transformador que ha emplazado a Madrid entre las regiones más pujantes de Europa. Actuaciones en sanidad, educación, tercera edad, dependencia, natalidad, conciliación, economía, empleo, comercio en un esfuerzo público muy notable, que requerirán el abordaje de consensos y colaboraciones no siempre sencillos ni exentos de polémica. Especialmente decisivo por justo y conveniente es el potente paquete de rebajas fiscales y bonificaciones que tanto han beneficiado a los ciudadanos y a la economía madrileños y de los que la izquierda abomina. Pero gobernar es eso, promover intervenciones y reformas para el progreso y el bienestar común y no usurpar el Estado para someterlo a tu antojo. Sánchez le tiene ojeriza a Ayuso. Madrid es la prueba de su fracaso y de la urgencia de la alternativa liberal.
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