Tribuna

¿Puigdemont gesticula o va en serio?

Llegados a este punto, ¿de verdad Puigdemont plantearía una moción de censura a Pedro Sánchez? Y la respuesta es que no por mucho que lo deseara si éste le da largas o no cumple con lo acordado

Que Puigdemont y el líder del PP europeo hablaron largo y tendido es un hecho. Luego, las versiones adquieren matices. Pero parece plausible que Puigdemont alardeara de la posibilidad de votar a favor de una moción de censura contra Pedro Sánchez. Y eso es así porque, según la tesis de Puigdemont, el PP y el PSOE son lo mismo. «La diferencia es que el PSOE opera con anestesia y el PP sin. Pero ambos amputan. Sánchez no será Presidente con los votos de Junts porqué miente e incumple». Lo dijo en una entrevista el 15 de julio por si alguien tenía alguna duda sobre si iba a perseverar en su enmienda a la totalidad a un Junqueras que se había vendido «por nada» a Pedro Sánchez.

Pero en lo que de verdad estaba Puigdemont cuando fue tan rotundo era en su frente doméstico (afrenta) contra Junqueras. Y lo que de verdad le escocía era que el líder de ERC se hubiera erigido en interlocutor con Madrid. Eso, para un hombre orgulloso que viene de CiU, era una llaga insoportable. Por eso, entre otras, publicó una suerte de dietario que tenía una doble intención: glorificar su compromiso con la causa y, a su vez, justificar su estampida a Suiza como una hazaña. Pero sobre todo -sí, por encima de todo- dejar a Junqueras de vuelta y media. Él mismo lo contaba a algunos de los periodistas a los que recibía en Waterloo y a todo aquel que quisiera escucharle. Y efectivamente, el libro (un doble volumen) no desaprovecha ocasión alguna para dejar a Junqueras como un trapo sucio. Nada de lo que ha dicho y ha hecho Puigdemont se explica sin su aversión al líder de ERC. Es como confirman en privado gentes de la dirección de Junts, sanguíneo, visceral. Vamos, que se la tiene jurada.

Los seis años en el exilio empezaron electoralmente bien para Puigdemont. En las elecciones que ganó Arrimadas, Puigdemont ganó por 10.000 votos a ERC. Un ajustado margen pero que fue suficiente para lograr dos diputados más que ERC puesto que la ley electoral catalana favorece la presencia electoral de Junts. Más fuerte en las provincias de Lleida y Girona. Pero electoralmente todo cambió en las elecciones al Congreso de abril de 2019. Y luego se repitió en las de noviembre. ERC ganó con holgura en Cataluña y eso determinó no sólo un cambio de roles si no que convirtió los diputados de Puigdemont en aritméticamente insignificantes. El resultado permitió relegar a Junts y convirtió a Rufián en la voz del independentismo en Madrid. Una circunstancia que ha sacado de quicio a Puigdemont durante toda la pasada legislatura. Rufián se convirtió, de la noche a la mañana, en el monigote de feria del mundo que lideraba Puigdemont. Le dieron palos sin tregua. Un día y otro. Tampoco es que Rufián se quedara corto cuando respondía a Puigdemont. Al final, apostó por ignorarlo consciente del desgaste que le comportaba el cuerpo a cuerpo con el hombre que había sido santificado por el independentismo verbalmente más irredento. Con permiso de Ponsatí que finalmente se ha desmarcado totalmente de Puigdemont a cuenta de los votos a favor de Pedro Sánchez. Era, para Ponsatí, la gota que colmaba el vaso.

Lo que ha cambiado tras las elecciones del 23J es que los diputados de Puigdemont ya no son aritméticamente irrelevantes. Ahora cuentan, son determinantes. Eso ha permitido salir a Puigdemont de la cueva para erigirse en protagonista de la investidura. Y en esa tesitura ha hecho justamente lo que dijo que jamás haría. Votar al candidato del PSOE, justo lo contrario que llevaba años predicando y afeando a los de Junqueras sin cuartel.

Llegados a este punto, ¿de verdad Puigdemont plantearía una moción de censura a Pedro Sánchez? Y la respuesta es que no por mucho que lo deseara si éste le da largas o no cumple con lo acordado. No ocurrirá porque Puigdemont debería votar junto a VOX. Y si ya iba a ser difícil de justificar el voto a un candidato del PP, qué decir cabe que si además es votando con VOX es inviable. Puigdemont, que puede ser temerario en ocasiones, no se atrevería a tanto. Por mucho que quisiera no dará ese paso. Lo que sí podría hacer es votar contra las propuestas del Gobierno para provocar elecciones anticipadas. Pero incluso en ese punto debe andarse con cuidado. Ante todo si los pronósticos demoscópicos acentuaran una victoria incontestable del PP. Ya denunció Ponsatí aquello del farol, «iban de cacha» les dijo.