El canto del cuco
Lo que mal empieza, mal acaba
Pedro Sánchez podría aprovechar el fracaso de los Presupuestos para cambiar de opinión y probar fortuna en las urnas
Los acontecimientos se precipitan y hacen cada día más insostenible la continuidad del Gobierno. La Justicia está cerrando el cerco sobre el presidente Sánchez. Con despiadada malicia le advirtió Feijóo el miércoles en el Congreso: «Usted es el único de la cuadrilla en libertad». Así es. Se refería a los componentes de lo que se conoce como «la banda del Peugeot», formada por Ábalos, Koldo y Cerdán, que acompañaron a Pedro Sánchez en su peripecia para alcanzar y consolidarse en el poder. A la vez se ha conocido el papel decisivo de Bildu en el éxito de la moción de censura que le llevó a La Moncloa y obligó al PNV a traicionar «in extremis» su compromiso con el Partido Popular y unirse a la manada. ¡Pobre Aitor Esteban! El compromiso entre Sánchez y Otegui se acordó en un caserío vasco, según reveló a «El Español» el conductor del vehículo, Koldo García, que trasladó al dirigente socialista a esta cita secreta, a la que no podía faltar Santos Cerdán. Ábalos lo ha corroborado. Tanto Otegui como Sánchez niegan el encuentro, pero pacto hubo.
Lo que mal empieza, mal acaba, dice la voz popular. Es lo que está pasando. Lo anecdótico se convierte en categoría. Los socios del Gobierno muestran señales de que están pensando en abandonar el carro. Los junteros de Puigdemont ya lo han hecho. El PNV sabe que se la juega. Los ministros de ultraizquierda están haciendo la guerra por su cuenta. Lo de la vicepresidente Yolanda Díaz incitando a movilizar la calle contra el Tribunal Supremo supera todo lo imaginable en una democracia y es de Juzgado de guardia. El Gobierno carece ya de la mínima cohesión interna. La coalición se desmorona. Ante el cariz de los acontecimientos es normal que el apoyo de importantes medios de comunicación, hasta ahora incondicionales, se tambalee también. El rechazo del Congreso a la senda de déficit impide la aprobación de los Presupuestos y demuestra, ante la atenta mirada de Bruselas, que el presidente Sánchez carece de cuentas públicas, de política económica y de respaldo parlamentario.
La única salida que queda es el adelanto electoral. En los cenáculos políticos de la capital aumentan los rumores sobre el final abrupto de la legislatura. Pedro Sánchez podría aprovechar el fracaso de los Presupuestos para cambiar de opinión y probar fortuna en las urnas. El victimismo y la amenaza de la extrema derecha, cada vez más envalentonada, serían sus argumentos de campaña. Se descarta su renuncia, poner a otro de confianza e irse a casa abatido.