Sin Perdón

¿Qué es el progresismo sanchista?: Pamplona para Bildu

«Ahora sabemos que lo más progresista es pactar con los que apoyaban los asesinatos»

Como buen discípulo del Grupo de Puebla y el Foro de Sao Paulo, Sánchez repite con cansina insistencia la excusa de una ultraderecha que solo existe en su imaginación para justificar sus pactos con los enemigos de la Constitución. No es un exceso utilizar este término, porque no creo que nadie pueda defender que los independentistas y los antiguos dirigentes del aparato político y militar de ETA son sus defensores. Es fascinante su transición del socialismo liberal a los postulados radicales y neomarxistas que defienden los manifiestos y publicaciones del Grupo de Puebla. Me recuerda lo que me decía el comandante Rolando Cubela sobre su compañero Fidel Castro: «creía que era socialista y siempre pensé que el comunista era Raúl». Nunca pensé que Sánchez hiciera y dijera cosas tan extrañas para mantenerse en el poder. No hay duda de que es muy gratificante ser presidente del Gobierno, acudir al Parlamento Europeo y reunirse con sus colegas de todo el mundo, pero no creo que sea muy progresista blanquear a Otegi y sus camaradas que eran fervorosos defensores de ETA y sus postulados.

Este miércoles se conoció una nueva cesión del PSOE en su pago en diferido para que Sánchez fuera presidente del Gobierno. Hay que reconocer que sus dirigentes han perdido la vergüenza. Apoyarán una moción de censura para que Bildu arrebate la alcaldía de Pamplona a UPN. Óscar Puente definió a los herederos de ETA como «un partido progresista democrático» y bendijo el pacto. Hay que elaborar urgentemente un manual sobre el progresismo sanchista que debería formar parte de las lecturas obligatorias en las escuelas. Por supuesto, lo podrían convertir en uno de los temas de oposición, junto con los dos volúmenes autobiográficos escritos por Irene Lozano, para todos los funcionarios públicos. Necesitamos una Administración Pública comprometida con el progresismo y no esa colección de ultras que le dieron la espalda en las pasadas elecciones. Ahora sabemos que lo más progresista es pactar con los que apoyaban los asesinatos, los secuestros y las extorsiones. Por supuesto, también lo es hacerlo con el partido de Puigdemont que quiere destituir y procesar a los jueces que no les gustan.