Al portador

Ruleta catalana y chirigota

«En Cádiz, siempre surrealista, La oveja negra triunfa con “que se abra ya el corral y que se vayan’’ Puigdemont y Junqueras»

Antonio Martínez Ares, músico y autor de comparsas para el Carnaval de Cádiz, líder del grupo «La oveja negra», ha compuesto este año un pasodoble, con letra en catalán y castellano, que critica a Puigdemont y Junqueras y que concluye con un «qué amnistía ni cojones, no quieren ser españoles, que se abra ya el corral y que se vayan». La chirigota, acogida con aplausos atronadores en su presentación, ya está entre las favoritas para ganar el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas y arrasa en las redes sociales, al mismo tiempo que Puigdemont juega con Pedro Sánchez a la ruleta catalana, que es una especie de ruleta rusa en donde la amnistía hace de bala. El prófugo de Waterloo, con Míriam Nogueras de ariete desabrido, ha vuelto a subir la apuesta, sin que esté claro cómo puede aceptarla un Gobierno que depende de su humor y de sus objetivos. El «indepe» persigue una amnistía total, claro, pero también pretende machacar a su archirrival Junqueras, sin olvidar el sueño –que él cree posible– de la independencia. No es casualidad que el voto contrario a la amnistía de Junts –algo impensable para algunos– llegara con el líder de ERC presente en el Congreso, de donde esperaba salir a hombros, por la puerta grande y con el perdón, también para él, en el bolsillo. Puigdemont quiere más, pero no podía soportar la gloria –y pública– para Junqueras. El líder de Junts quiere volver a ser eurodiputado tras las elecciones de la primavera y tumbar a ERC en las catalanas. Lo que ocurra con España y con el Gobierno español –ahora de Sánchez– es secundario para él, aunque es consciente de los «tempos» políticos. Con unas elecciones gallegas en tres semanas, cualquier cesión adicional del PSOE a Puigdemont sería suicida para los socialistas. El día después, al margen del resultado –intrascendente para el de Waterloo–, ¿quién sabe? Los diputados de Junts, al votar contra la amnistía, han puesto a girar el tambor de la pistola de la ruleta catalana y nadie puede predecir ahora quién o quiénes serán las primeras víctimas. Mientras tanto, la chirigota gaditana, lo que hace es recoger un sentimiento –advertido en su día por Ruíz-Gallardón– de un más que desafecto de muchos españoles con algunos catalanes y de ahí, ¡ojo!, el aplaudido «que se vayan» de Martínez Ares.