El canto del cuco
¿Sánchez, candidato?
Pedro Sánchez, principal culpable de la derrota socialista del 28-M, parece dispuesto a encabezar la lista del PSOE en las próximas elecciones generales
Aún puede haber sorpresas de aquí a julio. En apariencia, Pedro Sánchez, principal culpable de la derrota socialista del 28-M, parece dispuesto a encabezar la lista del PSOE en las próximas elecciones generales. Como tiene al partido secuestrado y sometido, no necesita primarias ni otras formalidades. Veremos hasta dónde llega la rebelión interna. Pocas veces se ha visto el PSOE en una encrucijada tan peligrosa. Los que levanten la voz saben que no irán en las listas. El sordo malestar contra el «sanchismo» y su política de pactos que se observa en las agrupaciones tendrá que aguantar de momento por lealtad a la formación centenaria, hasta ver qué pasa. Otra cosa es pedir a la militancia ahora, en estas circunstancias, una participación entusiasta en la campaña que se avecina. No la habrá con este candidato.
El análisis mejor fundado de lo que ha pasado en los comicios del 28 de mayo concluye que el PSOE ha salvado los muebles, aunque sea a duras penas, gracias al tirón de los candidatos locales, y que la presencia de Pedro Sánchez en la campaña ha restado apoyos populares. En la campaña que viene tendría que ir él a cuerpo limpio sin esos apoyos decisivos sobre el terreno. La extrapolación de escaños de las elecciones locales a las generales es, pues, engañosa. Poco o nada que ver. El todavía presidente del Gobierno, a pesar de su intrepidez y desmedida confianza en sí mismo, tiene todas las de perder. Puede caer con estrépito, él y el partido que aún representa.
Pero hay más. El Partido Popular navega eufórico en la cresta de la ola y ahora se ve favorecido con la desaparición de Ciudadanos. Alberto Núñez Feijóo ha decidido orillar el obstáculo de Vox hasta después de las elecciones. El espantajo de Vox, convertido en principal arma de propaganda del «sanchismo», ya no asusta a casi nadie, incluso puede impulsar, como pasó en Andalucía, un triunfo resonante de los populares. Por otro lado, un Sánchez montaraz, de estilo más podemita que socialista –basta oírle sus improperios contra la derecha– lleva tiempo promocionando a Yolanda Díaz, la política gallega de estirpe comunista, como su sucesora en la izquierda.
Por todas estas razones y otras que algún día se descubrirán, no es descartable que Pedro Sánchez arroje la toalla y renuncie a la candidatura. Es lo que cree, por ejemplo, Alfonso Ussía. Eso sería, más que el cerrojazo a la legislatura, una demostración de inteligencia política, de servicio a su partido, de patriotismo y de dignidad democrática. Demasiado, a la luz de una trayectoria tan altanera como equivocada.
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