Los puntos sobre las íes
No, Sánchez, Trump sois tú y tus socios
Los populares han gobernado 15 años en total y no se fumigaron un solo derecho social
Que Pedro Sánchez está fuera de la realidad lo sabemos hace mucho tiempo, yo diría que desde que ocupó u okupó Moncloa allá por 2018. Su estreno en el cargo yéndose a ver un concierto de The Killers en el Falcon oficial, sus andares chulescos modelo pistolero del Lejano Oeste o esas fotos tan pretendidamente kennedyanas en el helicóptero como en realidad paletoides nos permitieron calibrar muy pronto la megalomanía del personaje. Su sultanesco comportamiento durante la pandemia nos avisó de que no sólo eran las formas, que además el presidente menos votado de la democracia se había transformado en un autócrata tipo Erdogan. El resto del mandato ha representado una sucesión de tics pelín autoritarios, pelín caricaturescos, con la propaganda, cuando no directamente los bulos, como común denominador. Sus declaraciones del miércoles en el Congreso permiten inferir que en estos momentos está ya directamente sonado, cual boxeador recién caído a la lona que cuando se yergue no para de soltar incongruencias. Su actuación no la hubieran superado en hooliganismo y tontuna los peores Echenique, Monedero o Pablo Iglesias. Comparar al PP y a Vox con el trumpismo es un delirio que ratifica su infinito nerviosismo y que está metido de hoz y coz en eso que en Psicología se conoce como «estrategia del error permanente». Cometes un error e intentas subsanarlo con otro y así sucesivamente hasta la derrota final. El todavía presidente instó a los suyos a parar «la corriente reaccionaria de la derecha». Ningún español en sus cabales, y cuando digo ninguno es ninguno, alberga la sensación de que la llegada al poder del tan moderado como, sobre todo, sensato Feijóo vaya a acabar con las pensiones, con la Educación y la Sanidad públicas, con las becas, con la vivienda protegida, con la ley del matrimonio homosexual, con todo ese virtuoso maremágnum que Sánchez englobó, como si fuera logro suyo, bajo el concepto «avances sociales». La práctica desmonta esta infantiloide teoría: los populares han gobernado 15 años en total y no se fumigaron un solo derecho social. Se superó a sí mismo cuando tildó al PP de «derecha extrema» y a Vox de «extrema derecha», olvidando que esa especie es más falsa que Judas, amén de demodé agitprop. Y trazar un paralelismo entre Feijóo y su «maestro Trump» e incluso entre Abascal y el líder del Partido Republicano, y no digamos asociarlos a la puesta en solfa de los resultados electorales, es una idiotez de marca mayor: para empezar, porque ni el uno ni el otro son unos histriones, porque el gallego y el vasco no están imputados o condenados y para terminar porque jamás han cuestionado el veredicto de las urnas. Nunca. «Hablarán de pucherazo», apostilló con un par, «no es nuevo, sus maestros norteamericanos lo hicieron mandando a una turba al Capitolio». Trump lo son más bien él y los suyos. Le recuerdo que sus compañeros de Consejo de Ministros lideraban esos Rodea el Congreso que en realidad eran Asalta el Congreso; que su aliado Pablo Iglesias se «emocionaba» al ver cómo pateaban a un antidisturbios que defendía la sede de la soberanía nacional; que quienes intentaron tomar la sede de Génova 13 fueron sus correligionarios el 13-M de 2004; y que los que invadieron el Parlament de Cataluña para declarar la independencia en el golpe de 2017 fueron sus coleguitas de ERC. Y, a más a más, que el autor de los mayores tajos al Estado de Bienestar fue su ahora asesor áulico Zapatero. Cuidadín, Pedro, porque insultar a la inteligencia de los votantes sale más caro aún que mentirles.
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