Al portador

El «sanchiyolandismo» y algunas de sus advertencias

Yolanda Díaz, en palabras dirigidas a Macarena Olona, entonces diputada de Vox: «Ustedes nunca gobernarán este país y si lo hicieran iban a tener huelgas y manifestaciones masivas».

Augusto Pinochet (1915-2006), el sangriento golpista y dictador chileno, no se andaba por las ramas. «Yo no amenazo», dijo en 1989. Y, desafiante, añadió: «No acostumbro a amenazar. Solo advierto una vez». Robert Choquette (1905-1991), fue un poeta, escritor y diplomático canadiense, famoso por su sintaxis rupturista. Fue embajador en Paraguay, Uruguay y Argentina y escribió que «la amenaza es a veces más terrible que la acción». Yolanda Díaz, lideresa de Sumar, que soñó ser la primera mujer presidente de Gobierno, profirió en el Congreso de los Diputados, el 15 de diciembre de 2021, algo que si no es una amenaza se le parece mucho. Quizá, maldita hemeroteca, le resulte incómodo recordarlo, pero sus palabras, dirigidas a Macarena Olona, entonces diputada de Vox, fueron: «Ustedes nunca gobernarán este país y si lo hicieran iban a tener huelgas y manifestaciones masivas». La admonición, que por ser contra Vox –que no es modelo de nada– no es menos grave, sonó extensiva a cualquier gobierno que no le gustara y fue ratificada –entonces se llevaban bien– cuando Pablo Iglesias le espetó a Teodoro García Egea, número dos del PP de Casado: «No volverán a sentarse en el Consejo de Ministros». Estos días, Sumar ha tenido que retirar de su programa la idea de expulsar de la profesión a periodistas no veraces según ellos.

En la recta final de la campaña, Sánchez, Díaz y Abascal arremeterán todos contra el PP en el debate del miércoles de RTVE, porque los tres tienen, cada uno a su manera, el mismo objetivo: impedir que Feijóo llegue a La Moncloa o que si lo hace sea en un escenario de debilidad extrema. El sanchismo y el yolandismo, con encuestas desfavorables, excepto la de Tezanos de ayer mismo, que insiste en dar la victoria al PSOE, unen fuerzas. Prometen, sin tapujos, reeditar el Gobierno actual, que estaría sustentado por 15 partidos, el PSOE y los 14 integrados en Sumar, todos de izquierda extrema y cada uno con sus peculiaridades. Un galimatías. En este final de campaña, el PP parece ser el único partido que reclama los votos para él mismo para no depender de nadie, sobre todo de Vox, cada vez más radicalizado y escorado hacia un neofalangismo cañí. Al otro lado, ha nacido, de forma casi oficial, el «sanchiyolandismo», entente confusa por y para el poder, que pretende dar la vuelta al marcador sobre la bocina como en el baloncesto que tanto gusta a Sánchez y, si se cree a Tezanos, es posible. Mientras, también quedan ahí las advertencias de Yolanda Díaz, con reminiscencias de Choquette y del dictador Pinochet.