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La situación

La siguiente purga

«En Podemos, solo el fundador se mantiene de quienes lo inventaron. Ahora, quien eligió a dedo a su sucesora Díaz ordena eliminarla»

Cuando una fuerza política surge desde la nada y en su primer intento tiene un gran éxito electoral, hasta quedarse a las puertas de asaltar el cielo, habrá quien piense que ha conseguido lo más difícil, y que ese es solo el paso inicial para alcanzar el objetivo en una segunda oportunidad. Eso pensó el fundador de Podemos después de las elecciones de diciembre de 2015. Y por eso se negó a alcanzar un acuerdo con aquel Pedro Sánchez de primera hora, que ya demostraba su capacidad para resistir, porque encabezó el peor resultado de la historia del PSOE (en 2016 lo empeoró). Quiso el tal fundador provocar la repetición de las elecciones. Y Sánchez ayudó en esa tarea porque, a pesar de que pocos lo recuerden, Rajoy ofreció al líder del PSOE conformar una gran coalición PP-PSOE, que el entonces joven líder socialista rechazó, porque «no es no».

Podemos engulló los decimales que pudiera aportar Izquierda Unida, en el chascarrillo de acuerdo preelectoral que bautizaron como «pacto de los botellines». Aquella suma restó un millón de votos al artefacto creado por el profesor de Políticas de la Complu para engordar las aspiraciones de la, hasta entonces, residual extrema izquierda española.

Transcurridos varios procesos electorales, diez años después y pasado un nuevo congreso del partido, en Podemos manda el mismo, sin cargo formal, y con las mismas ejecutoras en la cosa orgánica. Pero ahora tienen cuatro tristes escaños parlamentarios. Cierto es que la debilidad del Gobierno es de una magnitud tal, que cuatro votos en el Congreso tumban cualquier ley o decreto que Moncloa someta a la Cámara. Sin embargo, el panorama es poco lustroso.

El nuevo objetivo de Podemos es demoler el averiado aparataje conocido como Sumar, donde Yolanda Díaz ya no sabe qué hacer para seguir refugiada en el Gobierno, a pesar de que no tiene partido. La extrema izquierda nunca defrauda. Desde el kompromat de Lenin, pasando por las purgas de Stalin, las organizaciones herederas están en lo mismo. En Podemos, solo el fundador se mantiene de quienes lo inventaron. Ahora, quien eligió a dedo a su sucesora Díaz ordena eliminarla. Alimentando el mito.