A pesar del...

Susanita y el asesino atractivo

Los asesinos tienen muchas culpas, sin duda, casi todas. Pero son inocentes de nuestra atracción por lo macabro

El inglés Peter William Sutcliffe (1946–2020) fue un siniestro homicida en serie que mató a trece mujeres en la segunda mitad de los años 1970, especialmente en el condado de Yorkshire, hasta que fue finalmente capturado y condenado a cadena perpetua. Su vida ha sido descrita, narrada y filmada en varias ocasiones, la última vez hace pocos meses en la miniserie La sombra alargada, que emite Movistar, y que he visto por recomendación de mi compañera de «Más de Uno» en Onda Cero, Rosa Belmonte.

Susana Clotilde Chirusi es el nombre de Susanita, la cotilla y pesada amiga de Mafalda –en Argentina y Uruguay «chirusa» significa «mujer de comportamiento vulgar». Pues bien, aunque los admiradores de Manolito jamás le perdonaremos su actitud desdeñosa hacia ese hijo de inmigrantes gallegos, el único niño que trabaja en el grupo, lo cierto es que Susanita tiene un comportamiento con respecto a los criminales que puede iluminar nuestra reacción hacia The long shadow. Mientras que Mafalda devora los periódicos para enterarse de los problemas más acuciantes del planeta, Susanita solamente lee las noticias sensacionalistas sobre robos y muertes violentas. Interrogada sobre esta afición, Susanita responde que lo hace para sentirse una buena persona en comparación con los malhechores.

Recordé la hipocresía de Susanita cuando comprobé que la prensa británica adoptó una doble actitud hacia la serie. Por un lado, destacó que esquivara en todo momento el morbo de los crímenes, centrándose en la vida de las víctimas y la impotencia, y también el machismo, de la policía británica, a la cual Sutcliffe tuvo en jaque durante un lustro. Por otro lado, los medios lamentaron, como leí en The Independent, que el espectador casi acabe admirando «a uno de los peores asesinos en serie de la historia del Reino Unido». Se preguntó The Standard: «¿Realmente necesitamos otro thriller basado en atrocidades reales? Esta entrega sobre el Destripador de Yorkshire es solo la última en una larga y lúgubre saga. Tener tantas muertes espantosas en nuestras pantallas todo el rato no puede ser bueno». También lo condenó el New Statesman: «A pesar de su supuesta sensibilidad, esta obra convierte las más terribles agresiones perpetradas contra mujeres en un simple entretenimiento».

Los asesinos tienen muchas culpas, sin duda, casi todas. Pero son inocentes de nuestra atracción por lo macabro.