Ministerio de Defensa
Estado
Con el título «Gobierno» escribía el pasado jueves en esta Tribuna unas reflexiones pensando en los ministros que aquella misma tarde iban a ser nombrados. Utilizaba el símil del «arte de gobernar» de Erasmo, el que lo comparaba con el timonel de una nave que navega con rumbo firme y a la vez conoce bien los fondos marinos para esquivar escollos.
Sin extenderme, me adentraba en el concepto de Estado, nivel superior del obrar del gobierno, marco general en el que se desarrolla la actividad de nuestra vida política.
La propia palabra, como sustantivo, conlleva este sentido de alto nivel: el Jefe del Estado es nuestra primera autoridad; los deseados «pactos de estado» casi siempre entrañan medidas amplias y consensuadas; la política exterior, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad –por supuesto las Fuerzas Armadas– son instrumentos de estado.
Nuestra Constitución, aparte de los capítulos dedicados a los estados de Alarma, Excepción y Sitio , se refiere a esta figura en cuatro de sus artículos: el 1.1 define a España como estado social y democrático de derecho, relacionado con el 1.3 que define su forma política como Monarquía Parlamentaria. El 3.1 se refiere al castellano como lengua oficial de obligado conocimiento y reconocido el derecho a usarla. Luego el 137 marca las normas para su organización territorial que divide en municipios, provincias y comunidades autónomas a las que concede «autonomía para la gestión de sus respectivos intereses». Y queda el 149 verdadero cajón de sastre, que señala en 32 puntos las competencias exclusivas del Estado –por supuesto Defensa– algunas de las cuales merecen hoy un reestudio o nueva definición.
Este es el marco jurídico en el que se moverá la nueva ministra, María Dolores de Cospedal cuyo desarrollo conocerá, expuesto abierta y lealmente, por su predecesor Pedro Morenés.
Muchos de nosotros la relacionamos con la tragedia del 11-M . Fuimos testigos de cómo una joven subsecretaria de Interior dirigía en una nave de IFEMA las tareas de identificación de cerca de doscientos asesinados por el odio, en las cercanías de Atocha. De ella guardaremos siempre la imagen de una mujer valiente, responsable, eficaz, fuerte, entera.
Pero quizás esta imagen no sea suficiente para afrontar hoy la tarea que le espera. Defensa se presenta como un Ministerio fácil por lo disciplinado de su gente, pero no lo es. Ha resistido varios ensayos y aventuras políticas, algunas de ellas insultantes. Se ha enfrentado a constantes recortes presupuestarios, muchos de ellos sobrevenidos a mitad de ejercicio económico, a consecuencia de desajustes de otras administraciones. Resultado: a día de hoy las Fuerzas Armadas viven de restos que se están acabando. Hay materiales , es decir capacidades, que si no se renuevan, se pierden. La recuperación presupuestaria debería ser, además, estable y programada a medio y largo plazo. No en balde nos recuerdan nuestros aliados que el esfuerzo de defensa colectiva debe ser asumido también por nosotros.
Conoce la ministra que el personal constituye el verdadero capital de la Defensa. Con una firme base vocacional encontrará a gente bien formada y entregada a la profesión que asume que sus deberes están por encima de sus derechos. Pero no abuse de ello. Defiéndalos. Defiéndalos en los Presupuestos, equipárelos a los funcionarios de otros ministerios, proteja su presencia en determinadas zonas de nuestro suelo patrio, apoye a sus familias, su verdadero soporte. No le crearán problemas de riesgo y fatiga en sus misiones. Y bien sabe que tiene a uno de los colectivos en los que más difícilmente ha hecho mella la corrupción.
Respete las experiencias y la edad de las personas que trabajarán con usted. No les ponga a las órdenes de responsables de su entorno muy jóvenes y sin experiencia, por brillantes que sean sus titulaciones y sus méritos políticos. Huya de los uniformados que «siempre han votado» a su partido. Nosotros hablamos siempre de honrada ambición. Pero la ambición tiene otras aristas.
No caben en esta reflexión otros temas que deberá afrontar: puede reducir estructuras innecesarias en el Ministerio (SEGENPOL) procedentes de tiempos y personalismos no recomendables hoy. Afronte la deuda industrial heredada, con valentía. Trabaje codo a codo con Exteriores ponderando y defendiendo el trabajo de las gentes de armas. No discuta por el control de los servicios de Inteligencia: potencie los nuestros (CIFAS y Agregados Militares) y ofrézcalos al servicio de todos en una integración, no sólo necesaria, sino vital.
He comenzado por el sentido de Estado. No hace falta recordar que nuestro Rey es el Jefe de las Fuerzas Armadas. En su persona se imbrican las relaciones Estado-Gobierno. Defensa es un instrumento más que importante en esta relación. Pero no identifique el Ministerio con su Partido en el que ocupa importantes responsabilidades. Tiene un Congreso en febrero. Sé que me entiende.
Por supuesto le deseo suerte, querida Ministra. Quedo lealmente a sus órdenes.
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