Las correcciones

Trump es de Marte y los europeos son de Venus

Puede que los americanos y los europeos ya no compartan la visión del mundo, pero eso no significa que no puedan trabajar juntos

El ensayista norteamericano Robert Kagan escribió un artículo en 2005 titulado: «Los americanos son de Marte y los europeos son de Venus». En el texto publicado por el European Policy Centre, Kagan teorizaba sobre las desavenencias del vínculo transatlántico y sostenía que americanos y europeos «ya no comparten una misma visión del mundo». «En la importantísima cuestión del poder –la utilidad del poder, la moralidad del poder– se han separado». ¿Les suena? El analista norteamericano basaba su tesis en que mientras la UE defiende que sea el Estado de Derecho, y no la fuerza bruta, quien decida cómo se gobierna el mundo; Estados Unidos veía el mundo como un lugar anárquico y violento en el que a veces la única forma de resolver los problemas internacionales es demostrando quién manda, sin descartar, a la postre, el uso de la fuerza. Entonces Kagan se refería a los desencuentros entre la UE y el presidente George W. Bush por el Protocolo de Kioto, el TPI o la OMC. Hoy Donald Trump se ha retirado (por segunda vez) del Acuerdo del Clima de París, de la OMS y amenaza a sus aliados y adversarios con una guerra comercial y fiscal. Han pasado 20 años de ese artículo pero su tesis sigue siendo actual. Estados Unidos y la Unión Europea han tenido numerosos desencuentros, pero siempre se han encontrado fórmulas de entendimiento.

Kagan decía que para avanzar en la relación transatlántica había que aceptar las diferencias más que perder el tiempo en tratar de ponerse de acuerdo. Los europeos deberían intentar entender a Trump. El 47º presidente norteamericano es un líder histriónico y hostil con sus aliados, pero no es irracional. Esta vez, además, ha dejado muy claro cuál es su agenda y sabe que tiene hasta noviembre de 2026 para implementarla. Después de las «midterm» podría perder el Congreso y quedarse como un pato cojo. De ahí su «blizer» de órdenes ejecutivas. En este periodo turbulento habrá desacuerdos, pero también simples malentendidos como el ocurrido con España. Trump pareció confundir la «S» de Sudáfrica de los «BRICS» con la de Spain. Un error perdonable para los americanos. Lo que sí tiene muy claro es que los BIRCS han amenazado con crear una moneda internacional para competir con el dólar y si eso ocurre ha advertido que impondrá unos aranceles del 100%. ¿Está España en los BRICS? No, pues no deberíamos pasar pantalla.

Más inquietante es la amenaza de la doble imposición a empresas y nacionales extranjeros en EE UU. Nuevamente hay que ver el por qué de ese anuncio y la respuesta está en las tecnológicas. Los líderes europeos se enfrentaron a Trump durante su primer mandato por los impuestos digitales a Apple, Facebook o Alphabet, propietaria de Google, y el presidente estadounidense amenazó a Francia con aranceles. Los republicanos llevan tiempo denunciando como «discriminatoria» los gravámenes adicionales a estas empresas. La UE ya se ha mostrado abierta a un diálogo. El ministro de Exteriores José Manuel Albares también ha dicho que está dispuesto a mantener la mejor relación posible con EE UU. Y ese debe ser el mensaje. Puede que los americanos y los europeos ya no compartan su visión del mundo, pero eso no significa que no puedan trabajar juntos.