El buen salvaje

Es el vecino el que elige al alcalde etarra

Tal vez el votante no lo piense, no note cómo su papeleta sirve para limpiar la sangre, pero introduce papel secante

Hemos llegado hasta aquí después de tragar las balas en forma de mensaje de Otegi, después de que un presidente de Gobierno limpiara con lustre el mal nombre de unos terroristas. No sería concebible que una panda de violadores de niños se presentaran en las listas municipales de sus pueblos, pero los asesinos de ETA son otra cosa, son delincuentes con medallas y con derecho a ser malnacidos de primera ante los que la izquierda se cuadra en lugar de escupir al suelo, como en las películas de la mafia.

Pero no perdamos de vista lo que acontece después de que estos terroristas de Bildu hayan conseguido la entrada en las listas de las próximas elecciones del 28 de mayo. A esos 44 etarras los han de votar en sus pueblos. Tienen casi asegurado sus puestos de concejales porque, como dijo Rajoy en aquel galimatías, «es el vecino el que elige al alcalde y es alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde». Quiero decir que si no hubiera vecinos que votaran a asesinos, como sería de esperar en pueblos donde se presentaran violadores, si los vecinos que eligen al alcalde escupieran, como lo harían ante los agresores de «la manada», no estaríamos escribiendo y leyendo sobre estas cosas.

Digamos que, a pesar de toda la altavocía de la derecha, la alarma ha sido moderada, y siempre fuera de aquella tierra donde los vecinos eligen al alcalde asesino. Tenemos que preguntarnos de qué lado se nutre con más convicción la maldad. El vecino que elige al alcalde, que resulta que es un asesino, está, de alguna manera, apretando también el gatillo. Esa adorable viejecita o ese abertzale de flequillo cortado con hacha tienen su parte de responsabilidad. De la misma manera que si a Pedro Sánchez le parece que es «legal pero no decente» está admitiendo que pacta con indecentes la Ley de Vivienda. Y siguiendo el hilo, los que votan a un partido, el PSOE, que se las compone con Bildu, están señalando con el pulgar hacia arriba que es el vecino cómplice el que elige al alcalde terrorista. Tal vez el votante no lo piense, no note cómo su papeleta sirve para limpiar la sangre, pero introduce papel secante. Sánchez, Pedro, debería decir que hasta aquí hemos llegado. No. Todavía ocurrirán más hechos que nos helarán la sangre. Estábamos advertidos desde hace años. Bildu, si se lo propone, gana Eurovisión. ¿Quién puede ganar a los hombres de paz?