El bisturí
Vindiciae contra Thyrannos
Ayuso alerta ante «la ignominia de una amnistía que puede costarnos la supervivencia de la nación»
Isabel Díaz Ayuso ha sido durante los últimos cinco años la china en el zapato de Pedro Sánchez. Antes que nadie, la presidenta madrileña intuyó con agudeza y no poco arte de ingenio, al más puro estilo de Baltasar Gracián, que el presidente del Gobierno era en realidad un trilero que utilizaba La Moncloa a su antojo, al que había, por tanto, que plantar cara. Y vaya si lo hizo. Con un estilo directo, sin ambages, medias tintas ni complejos de ningún tipo, destapó las burdas tretas del sanchismo para erosionarla utilizando a los madrileños como meros instrumentos. También denunció sus tics dictatoriales y los confrontó con lo que más ansiaban los ciudadanos tras duros meses de restricciones arbitrarias aprobadas al hilo de la pandemia: la libertad. Este enfrentamiento se ha saldado, elección tras elección, en duras derrotas para Sánchez y sus huestes en la Comunidad de Madrid, algunas de ellas verdaderamente históricas.
Díaz Ayuso no da puntada sin hilo y ante la vergonzosa investidura que está a punto de protagonizar el líder socialista con el auxilio de independentistas y herederos políticos de la banda terrorista ETA, ha vuelto ahora a mover ficha planteando un nuevo escenario de oposición. Al igual que numerosos socialistas honrados, que los hay, la presidenta madrileña denuncia la nueva mentira del falso socialismo que ahora rige los designios del país, al decir hace apenas unos meses que la amnistía no cabía en la Constitución ni en ningún sistema democrático. Dicha amnistía, apunta, no es más que «una estafa masiva contra España, la democracia, el Estado de Derecho, la Constitución, los jueces, las leyes, la verdad y la igualdad de los españoles ante la Ley». Como respuesta ante «uno de los mayores fraudes de nuestra historia» y «una ignominia que puede costarnos la supervivencia como nación», Díaz Ayuso ha llamado a los ciudadanos a que salgan a la calle para alzar la voz, algo que ya han hecho en Madrid y en Barcelona. No se trata de intentar revertir por la vía de la manifestación y la algarada lo que las urnas han dictado, sino de clamar en alto contra una indignidad que enerva por igual a fuerzas de seguridad y jueces, socialistas de pro que se revuelven contra el dictatorial giro de su partido y oposición.
La posición de Díaz Ayuso se enmarca además en la tradición más pura de la teoría política y constitucional, plasmada en el libro Vindiciae contra Tyrannos (Defensa de la libertad contra los tiranos). Este tratado, publicado en Basilea en 1579 y atribuido a un autor aún desconocido cuyo pseudónimo es Stephanus Junius Brutus, se tradujo del latín como «del poder legítimo del príncipe sobre el pueblo y del pueblo sobre el príncipe», y constituye una auténtica biblia del derecho a la resistencia frente a leyes manifiestamente injustas. La obra viene a apuntar que el gobernante injusto degenera en tirano y frente al despotismo resulta lícita la resistencia. Una de las cuestiones abordadas es si el pueblo puede resistir a un gobernante basándose en que éste se encuentra destruyendo el Estado, el cuerpo o la sociedad política. La respuesta que da el autor es positiva, aunque se extralimita al avalar el tiranicidio, enmarcándolo seguramente en su contexto histórico, algo que, por supuesto, aquí nadie plantea.
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