Opinión

Votar a la re contra

Agitando sus maracas, baila Sanchez, que ya me da hasta pena, con su video, simpatiquísimo, diciendo, sonrisa hipnotizada, que no le cabe duda de que van a ganar las elecciones

La mayoría, salvo casos muy felices, o fanatizados, no encontramos partido a quien gustosamente votar, con la chapuza intelectual, estética y moral que tenemos liada en la mesa, dentro del plato, “cómeme” dice, humeante, pero no hay quien se la trague.

Por un lado, agitando sus maracas, baila Sanchez, que ya me da hasta pena, con su video, simpatiquísimo, diciendo, sonrisa hipnotizada, que, tras el debate, en el que se humilló a sí mismo, no le cabe duda de que van a ganar las elecciones…¡Ay, ay, ay, ay! Me retuerzo las faldas como Lola Flores. Y luego Tezanos, empeñado. Lo de Tezanos tiene una novela de algún realista ruso decimonónico, y de las buenas.

¿Le quedará una semana a este presidente guapo, arrogante, cursi, y bravucón que ya no puede salir a la calle?…Que pretende gobernar, aunque pierda las elecciones.

Y “Mariano” Feijoo, hombre sencillo, solvente, rígido, contenido, aburrido, pero con un señorío (eso me encanta) el que también mostraba Rajoy, por cierto, a pesar del. Sí. A pesar.

Feijoo nos cae muy bien, pero todo el mérito se lo debemos a Sanchez, y a que el macarrismo sanchista, en buena hora, lo eleva rápido e inmerecidamente a los cielos del liderazgo e imagino que a la presidencia.

Dos hombres, blancos, heterosexuales, a los que nadie hubiera elegido como candidatos ni como presidentes de la comunidad de vecinos si en España los votantes pudiéramos elegir a los candidatos, emergidos ambos, por distintas razones cósmicas y endogámicas, que no nos interesan a los votantes. Quizá a las pitonisas.

Y VOX, pobriños, los nunca demasiado vituperados, los fascistas, machistas que vienen a acabar con todos los inmigrantes, con los gays y las lesbianas, y los trans y con las feministas y someternos a terapias de conversión y electrochoque. Y a dispararnos con el presidente del rifle americano, con Charlton Heston tomándose un trago en el lejano oeste o en la barra de algún antro de Malibú con cabezas de alce y tablas de surf…Y es que, en la España aborregada, el buen odio a Vox ha sido siempre noción de prestigio, como si uno realmente se elevase cuando denigra públicamente al otro…

Y vamos a ver, independientemente de este bulling tan bobito, y tan de colegio de provincias, han cometido errores garrafales, aun más tontos que sus acosadores; lo primero, al despedazar a su activo más brillante, Macarena Olona. Y en paralelo al no dejar de meterse en debates lingüísticos y léxicos ridículos con los que sólo han conseguido que los cínicos y los obtusos les pongan la letra escarlata. Mal. Y con esto no quiero decir que los significantes no tengan importancia. La tienen, muchísima, pero hay que sopesar. En el caso de Vox ha tenido y tiene un coste altísimo y mal medido. ¿Y todo pare qué?

Me sorprende que aún sean la tercera fuerza…Con tales salidas de patadebanco, siempre dando la nota con tonterías, de las del colegio que decíamos, que les hacen quedar fatal (me recuerdan al niño sin amigos de la clase, que, aunque inteligente, se llevaba los palos de todos porque no dejaba de reclamar atención a cualquier precio. Y de buscar, en el fondo y desesperado la aprobación de los idiotas). Y con todo este melón, ¡tercera fuerza! Lo quemados que estamos de Sánchez….¡Pobre Sánchez!

La otra tercera fuerza es Sumar, esta controvertida mujer simpática, dulce, estilosa e implacable, falsa y oportunista que pasará a la historia por haber mordido la mano que le dio de comer, y por haber destruido a Montero sin compasión. Y no es que Montero, que rivaliza con Pedro y con Txapote en el ranking de los personajes más detestados de la historia reciente de España, se mereciera otra oportunidad…No. Lo que ocurre es que dentro de este nuevo Frankenstein que es Sumar, además de algunas personas inteligentes y preparadas, que las hay, tenemos los desechos de tienta de todo el activismo tarado y el comunismo radical de este país; que hasta Rufián ha asegurado que Yolanda es más temible que Abascal…

Y quién más: la propia Macarena, bondadosa, guapa, y con más sentido del espectáculo que Tina Turner. Todo eso sí, pero el logo de Caminando Juntos (este nombre obtuvo el premio al nombre más cursi de partido político ever), ese logo no. Y el zapato de cada color, ¿rojo u azul? ¿PP y PSOE? ¿Niño y niña? ¡no!