Real Madrid

Levante U.D.

Banderillas negras

La reacción del Madrid llegó con el gol del Levante y la tempestad blanca, con la entrada de Cristiano Ronaldo

El delantero argentino del Real Madrid Gonzalo Higuaín (d) celebra el gol marcado ante el Levante, el primero del equipo
El delantero argentino del Real Madrid Gonzalo Higuaín (d) celebra el gol marcado ante el Levante, el primero del equipolarazon

En medio de la anarquía madridista, Míchel aprovechó un contragolpe y adelantó al Levante. Mourinho mostró en la banda a Cristiano y a Di María, aviso a navegantes; señaló a posibles culpables y la reacción fue instantánea. Las banderillas negras destaparon la calidad de Higuaín, que empató, de Kaká, que hizo el 2-1 de penalti, y, tras el descanso, ya con el imprescindible Cristiano Ronaldo en el campo, se desató la tempestad blanca. El 3-1 fue suyo y los dos goles siguientes, de Özil, bendita aparición. Con cristiana resignación, aguantaron el revolcón los granotas.

Dejó escrito Clemenceau que los cementerios están llenos de gente que se creía imprescindible. ¿Quién es, entonces, imprescindible? Cristiano Ronaldo sí lo es. No para que el Madrid gane partidos –en parte, en la primera parte, se demostró en éste–, sino para que compañeros suyos de marcado carácter ofensivo no hagan el panoli. Sin él en el terreno de juego, pierden la perspectiva, el rigor, y lo que con él en la alineación es una persecución visual, búsqueda constante del número 7, en ocasiones empalagosa y exagerada, sin él piensan que todo el campo es orégano, se disuelven en la anarquía, sucumben a la tentación del individualismo y chutan sin ton ni son.

Tuvo que espabilarles el Levante con el gol de Míchel para enderezar el rumbo que Mourinho, al mandar calentar a Cristiano y a Di María, ya había previsto corregir; aunque inicialmente se centró en la visita del martes a Estambul. Con 3-0 a favor, el partido de Liga de Campeones no es una excursión, sin embargo. El lugar de peregrinación es el Ali Sami Yen, el campo del Galatasaray, bien distinto a un crucero por el Bósforo o a las obligadas excursiones al Gran Bazar, el Mercado de las Especias, Topkapi, Santa Sofía, la Mezquita Azul o la de Suleiman... Es mucho lo que hay en juego, de ahí la alineación ante el Levante, equipo que sólo tenía un objetivo: no salir malparado.

Pronto comprobó las intenciones levantinistas Diego López, al despejar el cabezazo de Acquafresca, que no es Martins, pero tampoco un «piernas». Y temprano también se advirtió que sin la referencia de Cristiano el Madrid no es lo mismo. Inició una contra Kaká, corrió, subió y una vez que llegó arriba, él, que no es Usain Bolt, tuvo que esperar a que llegara algún refuerzo a quien pasar. Después de ese chasco, Kaká optó por tirar en cuanto se acercaba al área; Callejón, Benzema e Higuaín le imitaron, incapaces de buscarse. Faltaba Cristiano y al Levante le sobraba calidad para iniciar el contragolpe. Así llegó el 0-1, otro partido en el que el Madrid encaja, y no por culpa de Diego López, pendiente del juego, no de la suplencia de Casillas, como era de prever. La contra cogió a Marcelo de excursión por las verdes praderas levantinistas, muy lejos de su posición; para colmo, tuvo incluso la fortuna Míchel de que su disparo tocó en Pepe y entró.

Con el 0-1 calentaron Cristiano y Di María; también reaccionaron los que jugaban; multiplicaron la intensidad de sus acciones, entendieron el mensaje desde la banda y surgió el centro prodigioso de Alonso, y el espectacular derechazo de Higuaín, 1-1. Poco después, Clos decretó penalti por una mano de Lell y Kaká hizo el 2-1. Tras el descanso, Ronaldo sustituyó a Callejón. No mejoró considerablemente el juego del Madrid, hasta que Özil también entró. Se ordenó el equipo arriba; había una referencia, un líder, el que corta el bacalao y contagia con sus ganas y su entusiasmo. Higuaín dio fe de ello, empezó a provocar vértigo en la zaga visitante. Suyo fue el centro del 3-1, fruto final de la tranquilidad y la calidad de Cristiano.

El gol derrumbó al Levante, que en 7 minutos llegó a encajar tres; el cuarto y el quinto, ambos de Özil, rúbrica del fútbol coral que practicó su equipo. Para el Madrid, con la mente puesta en Estambul, empezó mal el partido; pero terminó de la mejor manera posible, con una goleada que procede de su ingente talento.

Cristiano: «Mi futuro no importa ahora, sólo ganar»

Ronaldo volvió a empezar un partido de Liga en el banquillo, pero, como sucede últimamente, entró en la segunda parte para marcar un gol y dar otro en bandeja. Él se siente fuerte, pero es consciente de que el técnico quiere tenerlo fresco para lo que queda: «Yo quiero jugar siempre, pero él sabe lo que es mejor para el rendimiento del equipo. Siempre estoy disponible para ayudar con goles y ''asistencias''. Tengo mucho que dar todavía al Real Madrid», aseguraba el portugués tras anotar su tanto número 29 en los mismos partidos de Liga. En «Champions» también suma los mismos goles que encuentros (9) y mantiene así su estratosférica media goleadora de más de una diana cada 90 minutos. Reconoce el luso que la Liga está complicada, pero «hay que seguir peleando»: «La palabra "segundo"no puede entrar nunca en el vocabulario del Madrid», explicaba antes de empezar a pensar en la vuelta de cuartos ante el Galatasaray. De su futuro no quiere hablar con todo lo que hay en juego: «Ahora no es eso lo importante, sólo el Real Madrid y seguir ganando».

- Ficha técnica:

5 - Real Madrid: Diego López; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Xabi Alonso, Modric; Callejón (Cristiano Ronaldo, m.46), Kaká (Di María, m.57), Benzema (Özil, m.77); e Higuaín.

1 - Levante: Munúa; Lell, Ballesteros, Vyntra, Juanfran; Diop, Iborra, Pedro Ríos (Valdo, m.69), Míchel (Barkero, m.77); Rubén y Acquafresca (El Zhar, m.69).

Goles: 0-1, m.31: Míchel. 1-1, m.36: Higuaín. 2-1, m.39: Kaká de penalti. 3-1, m.85: Cristiano Ronaldo. 4-1, m.87: Özil. 5-1, m.90: Özil.

Árbitro: Clos Gómez (Comité Aragonés). Amonestó a Sergio Ramos (60), por el Real Madrid.

Incidencias: encuentro correspondiente a la trigésima jornada de la Liga BBVA disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante unos 64.000 espectadores. Hizo el saque de honor el secretario general de las Naciones Unidas, el surcoreano Ban Ki-moon.