Toros

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Roca Rey: «Cuando se necesita el triunfo, hay que arrear y cortarle las orejas»

Comenta Andrés Roca Rey antes de hace el primero de sus dos paseíllos en la Monumental de Las Ventas

Andrés Roca Rey haciendo el paseíllo
Andrés Roca Rey haciendo el paseíllolarazon

Origen: Perú; Destino: España. Llegó dispuesto a revolucionar el escalafón. Y el toreo en general. A no ser uno de entre los muchos que buscan la oportunidad. En su persona encarna la revolución propia de la juventud: carácter, frescura, ganas, ilusión… Como novillero encandiló a la afición de Madrid, y ésta le acompañó por su cotizada puerta grande, la de Las Ventas. Ésa que también consiguió descerrajar el día de su confirmación. Terminó en primera para medirse con los de primera. Con ellos torea tarde a tarde sin apabullarse por la veteranía. Sus objetivos son claros: «Llegar al corazón de todo el público que acude cada tarde a una plaza de toros». Y muchas son las plazas que con su toreo ha conquistado: Pamplona, Valencia, Bilbao, Sevilla… Ésta última en la pasada Feria de Abril donde a punto estuvo de abandonar la Maestranza por Puerta del Príncipe. Triunfo a triunfo está forjando su trepidante trayectoria. Lo tiene todo para ser todo en el toreo. Y ganas no le faltan para conseguirlo. «Conquistar cada una de las plazas donde hago el paseíllo hace que cada día mi motivación por el toreo vaya incrementándose». Va directo y sin frenos rumbo a por el cetro del toreo. «Sueño con estar muchos años como figura». Y para ello, el triunfo como estandarte.

-—¿De qué se nutre el toreo de Roca Rey para conquistar a todos los aficionados?

-—El toreo es verdad y máxima entrega, y por ello mi filosofía es darle al público cada tarde lo máximo de mí para no defraudar y que éste se vaya feliz de la plaza y con ganas de volver.

—-¿La monotonía del triunfo reiterado no le ha llevado a sentir la falta de motivación por torear en alguna feria?

-—De ninguna manera. Ahora mismo estoy más que nunca ilusionado por torear y triunfar. Lo malo sería no conseguir esos triunfos y carecer de ilusión por sentir el toreo.

—-Lleva año y medio como matador de toros arrasando, superándose a ritmos vertiginosos, revolucionando el escalafón... ¿Se siente un revolucionario?

-—Más que un revolucionario me siento un privilegiado por conseguir todo lo que estoy consiguiendo en el toreo y sobre todo por poder disfrutar de esta profesión como estoy haciendo.

—-¿Qué es la superación para usted?

—-El sacrificio, el entrenamiento intenso, la lucha diaria, el querer ser mejor cada día tanto como torero y como persona…

-—Y hablando de superaciones. ¿En qué debería superarse Roca Rey?

-—En muchísimas cosas. Por eso estoy entrenando durísimo todos los días para superarme y ser mejor cada día.

—-¿Cuándo siente que ha alcanzado la culminación artística?

-—Es difícil decir y especificar cuál es ese momento exacto, pero sí puedo decir que cuando veo que el público se emociona y se levanta de su asiento… Ese momento te llena por dentro y te sientes feliz.

—-¿Se siente correspondido cada tarde por el público?

—-Sin lugar a duda. Me siento muy querido por el público cada tarde y noto que mis esfuerzos en la plaza le emocionan. Ellos así me lo hacen ver cada tarde.

-—¿Son amargas las noches de hotel cuando uno se va de la plaza sin triunfar?

-—No son fáciles, la verdad. A todos nos gusta triunfar y que salgan las cosas bien. Por eso cuando no sale todo como soñamos la situación no es agradable, pero te sirve para madurar y seguir dando pasos adelante.

-—¿Y las de triunfo cómo son?

—-Muy bonitas, pero son noches en las que tienes que mantener los pies en la tierra. Hay que ser consciente de que al día siguiente hay que volver a la plaza y dar el 100% de ti para poder triunfar.

-—Son numerosas las plazas de primera que ya ha conquistado, ¿siente estar en la cima toreo?

—No, ni mucho menos. La cima del toreo se alcanza después de muchísimos años escalando esta montaña y triunfando durante todos esos años. Por ahora no estoy ahí, pero espero llegar pronto.

-—Lo que a unos le cuesta años consolidar, usted en temporada y media lo ha conseguido. ¿Podemos presagiar una trayectoria fugaz?

-—Nunca se sabe lo que un torero puede estar en activo, hay muchas circunstancias que te pueden influir, pero no creo que la mía sea una de ellas. Mi sueño es estar muchos años en figura del toreo y disfrutando de esta profesión.

-—¿Cuándo cree que llega el momento de la retirada para un torero?

-—No lo sé. No me lo planteo…

—-El año pasado en San Isidro hizo el paseíllo tres tardes, de las cuales una, la primera, confirmaba alternativa. ¿Fue el Madrid que se esperaba y que estaba en sus noches de desvelo?

-—Aquella tarde la recuerdo muy bonita a la vez que exigente. La plaza llena, un cartel muy rematado, la expectación por las nubes, la confirmación... Madrid es especial por muchas circunstancias pero aquella tarde lo fue aún más.

-—Hablando de desvelos, ¿qué es lo que realmente le quita el sueño como torero?

-—El no ser capaz de dar lo máximo de mí cada una de las tardes que me pongo delante de un toro

-—Volvamos a Madrid. ¿Fueron las tres tardes el mayor reto al que se enfrentó la temporada pasada?

-—Fue una temporada muy importante, con muchos retos por delante y no sabría decir si fue el mayor de todos, pero sí uno de los más importantes de todo el año. Tres tardes en San Isidro son una gran responsabilidad para cualquier torero.

-—¿Y qué significó para usted en su primer año de alternativa?

-—Fue un aldabonazo importantísimo salir a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas el día de la confirmación, y al igual que pasó de novillero el año anterior, me abrió las puertas de muchísimas ferias que aún estaban por cerrarse.

—-¿Es realmente la plaza que todo lo da y todo lo quita?

—-Es la plaza más importante del mundo, por ello se podría decir que sí.

-—¿Se le exigió por igual cada tarde?

-—Creo que sí. Madrid siempre exige lo máximo a cada torero y es lo normal, quieren ver a los toreros jugarse la vida de verdad.

-—¿Y cómo es ese público de Madrid?

-—Entendido y muy de verdad. Cuando estás bien te lo reconocen. Es una sensación increíble sentir el reconocimiento de la afición de Madrid.

-—¿Cómo definiría su toreo?

—-Pues también muy de verdad. Me entrego al máximo cada tarde, sea la plaza que sea, y trato de emocionar a la gente que es quien paga para ver un espectáculo en el que el torero debe darlo todo jugándose la vida.

-—¿Vale todo por un trofeo o hay aspectos y matices que no valen en el toreo?

-—A todos nos gusta torear bien, despacio y muy encajados, pero los animales no siempre permiten ese tipo de toreo, por lo que cuando se necesita el triunfo cada tarde, hay que arrear como se pueda y cortarle las orejas a los toros que no te dejan torear a gusto y por abajo.

-—Por su frescura, concepto, compromiso... Es actualmente uno de los pocos privilegiados que consiguen llenar plazas. ¿Siente esa responsabilidad cada tarde que se viste de luces?

-—Es una responsabilidad y a la vez un orgullo y una satisfacción muy grande ver las plazas de toros llenas. Y más cuando sabes que mucha de esa gente viene a verte a ti.

-—Encabeza una amplia lista de toreros jóvenes, todos con la ambición por llegar a lo más alto. ¿Hay rivalidad o envidia entre ustedes?

-—Somos compañeros, pero a nadie nos gusta dejarnos ganar la partida…

—-¿Y esa rivalidad es el mayor aliciente cada tarde de toros?

-—Es algo bonito y que hay que conservar. Pero como dije antes todos somos compañeros, pero en la plaza cada uno debemos intentar ser el mejor.

—-Por último, ¿cómo se está preparando los próximos dos compromisos?

-—Pues estoy constantemente en el campo, también toreando de salón y en varios festejos que me quedan aún antes de Madrid, pero ya estoy muy mentalizado y comprometido para que sean dos tardes bonitas y que recordemos durante mucho tiempo.