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España en verano: Harry Potter contra la prensa amarilla

España en verano: Harry Potter contra la prensa amarilla
España en verano: Harry Potter contra la prensa amarillalarazon

J. K. Rowling regresa a Howarts para burlarse de los tabloides británicos a través de sus personajes.

Harry Potter ha vuelto a escena. Tiene canas, dos hijos y es padrino de un semihombre lobo al que no consigue llevar por buen camino. Su matrimonio con Ginny no sería tan idílico como parece y una nueva cicatriz en su mejilla sugiere que está metido en otra misión secreta. J.K. Rowling no ha sacado nuevo libro del niño mago más famoso de la literatura, pero una pieza de tan sólo 1.500 palabras fue ayer suficiente para revolucionar a los fans a ambos lados del Atlántico.

El artículo salió publicado en la web Pottermore, un invento más de la larga lista que se creó tras el éxito de la saga para dar consuelo a los seguidores y, de paso, continuar produciendo dinero. Las siete novelas –publicadas entre 1997 y 2007– llevan vendidas más de 350 millones de copias en 200 países y han sido traducidas a 65 idiomas. Su creadora siempre ha dicho que no habría secuelas, pero ayer logró volver a reunir a Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger sin romper su palabra. Y hay que admitir que lo hizo de una manera tan original como crítica. Rowling se escondió para tal ocasión tras la pluma de la periodista de cotilleos Rita Skeeter –un famoso personaje de la saga– para contar lo que estaba pasando en las finales del Campeonato Mundial de Quidditch. Como era habitual en la reportera, el texto no puede estar cargado de más frivolidad. Hermione es tachada de «trepa» por el hecho de haber ascendido pronto en su carrera. Ron es descrito como un perdedor que guarda silencio sobre los secretos de Potter, no por lealtad, sino por miedo, y Harry, como una superestrella capaz de enchufar a cualquier miembro de su familia.

w «todo tiene un precio»

No es que la escritora se haya vuelto loca y haya querido destrozar la imagen de sus magos. Todo lo contrario. El grupo de amigos sigue tan unido como siempre, pero, al igual que los periodistas de la prensa sensacionalista, Skeeter se obsesiona por ver cosas donde no las hay y critica todo lo que sea posible a los protagonistas, ya sea por su físico o por sus logros personales. «Detesto invadir la privacidad de los más jóvenes, pero pertenecer al círculo de amigos y familiares de Harry Potter tiene un precio», señala el texto. La columna ficticia es una clara ridiculización del amarillismo impreso con el que tantas veces se ha enfrentado la novelista. Y el hecho de sacar la pieza precisamente ahora no es casualidad. Los tabloides están de plena actualidad en Reino Unido por el juicio ligado al escándalo de «News of the World». El que fuera director del dominical, Andy Coulson, que más tarde fue contratado como portavoz de Downing Street, fue condenado la semana pasada a 18 meses de prisión.

Desde 2006, Scotland Yard investigaba los pinchazos ilegales a los teléfonos que efectuaban los reporteros para sus suculentas exclusivas. Entre la lista de los espiados figuraban miembros de la realeza y famosos como Rowling. Fueron ella y el actor Hugh Grant quienes fundaron una asociación de víctimas para luchar en los tribunales por una privacidad que se había visto violada «por el hecho de ser personajes públicos», palabras empleadas ahora por el personaje Skeeter. La escritora, de hecho, recibió recientemente una compensación por parte de «Daily Mail» por un polémico artículo en torno a su pasado de madre soltera. Aunque que hay que señalar que, para odiar a este tipo de Prensa, la autora no puede copiar mejor su estilo. A Hermione la describe como «la mujer fatal del grupo» que se aprovechó de los sentimientos de Harry antes de tener un romance con «el musculitos de Viktor Krum» para luego decidirse por Ron. Como si a la reportera ficticia le sentara mal que a la maga le fuera tan bien tanto en la vida personal como en la profesional –es un alto cargo del Departamento de Seguridad Mágica– escribe: «Es posible que Hermione Granger pruebe que una bruja de verdad puede tenerlo todo? (No, sólo hace falta ver su pelo)».

Ron, por su parte, empezó en el Ministerio de la Magia con Harry, pero tan sólo duró dos años y ahora está trabajando en el imperio de bromas mágicas Sortilegios Weasley. «¿Es que estaba cansado de ser la sombra de Potter?», dice la envenenada pluma de la periodista del cotilleo. Por su parte, el gran protagonista está cerca de cumplir los 34 y ya se le pueden ver algunas canas. Continúa luciendo sus características gafas redondas –«tan poco estéticas», cuenta la reportera– y tiene dos hijos con Ginny, con la que es feliz. Con todo, según la columna, un solo gesto es interpretado como un claro signo de la supuesta crisis por la que atraviesa el matrimonio. Lo cierto es que el texto engancha y ayer hizo las delicias de los fans. El mundo de Hogwarts sencillamente ha sido una revolución, tanto para la literatura como para el cine, una fuente inagotable de hacer dinero, especialmente para los estudios británicos. En 2001, sólo la primera entrega hizo una caja de 974 millones de dólares (680 millones de euros), la segunda cinta más taquillera de la historia por entonces, superado sólo por «Titanic». Pero el éxito de Rowling no quedó ahí. La novelista sorprendió el año pasado a seguidores y detractores cuando confirmó que era ella quien estaba detrás de «El canto del cuco» una historia de detectives que había salido al mercado bajo el seudónimo de Robert Galbraith. En sólo tres meses, el libro vendió 1.500 copias. Tanto éxito llamó la atención del «Sunday Times». El rotativo comenzó a investigar «cómo un autor primerizo con experiencia en el Ejército y el sector de la seguridad civil pudo escribir esa novela debut tan sólida». Rowling reveló que era ella quien se encontraba detrás de la trama y para muchos fue el triunfo definitivo que la coronó como una escritora de éxito.