Libros

Nueva York

España en verano. Isabel Sartorius: «Habrá más cafés con Letizia»

España en verano. Isabel Sartorius: «Habrá más cafés con Letizia»
España en verano. Isabel Sartorius: «Habrá más cafés con Letizia»larazon

Impresiona su altura. Y no sólo por las sandalias con plataforma de Nine West o por lo entallado del vestido de Elie Tahari –imprescindible en la Semana de la Moda de Nueva York y que ahora vende en exclusiva en El Corte Inglés–. Lo que más sorprende es su capacidad para conectar con la mirada. Podría ser un gesto exquisito de educación, pero pronto deja entrever que realmente empatiza, que se pone en el lugar del otro. Así es Isabel Sartorius a los 48 años, 27 después de que España la conociera como la novia del Príncipe de Asturias. Ayer fue la encargada de entregar la copa de plata en el torneo de polo de Sotogrande, mano a mano con Diego Copado, director de Comunicación y Relaciones Externas de El Corte Inglés.

–Ser «coach», con título bajo el brazo, es su nuevo reto profesional...

–Me apasiona. Intento ayudar a la gente a lograr sus objetivos, a promover un cambio de creencias y de hábitos. Hacía mucho que quería hacer el curso, pero además ha surgido la posibilidad de hacer un programa de televisión. Me lo ha propuesto una productora y rezo para que salga adelante porque está centrado en acompañar a familias con adicciones.

–¿Nunca ha tenido ninguna adicción?

–Jamás. No tengo una personalidad adictiva, pero hay quien dice que calmar la ansiedad con carbohidratos es una adicción.

–Estudió para ser diplomática, ha probado como empresaria, ahora «coach»... ¿Sigue buscando su lugar en el mundo?

–Yo también me pregunto por qué no remato profesionalmente. Creo que influyen mucho mis circunstancias personales, esa desestructuración vital... En eso estoy.

–Al menos su libro le sirvió como terapia.

–Más bien fue la obsesión por escribir sobre el trastorno que aquello me generó: la codependencia.

–¿Y ha aprendido a perdonarse? Porque tiene pinta de ser muy exigente consigo misma...

–Me he perdonado, pero me he sentido culpable por muchas cosas. Los impulsivos somos mucho de comernos el coco.

«Por ti lo haría mil veces» (Editorial Planeta), donde revela las adicciones de su madre, fue el punto de partida para colaborar con la asociación Al-Anon –familiares de alcohólicos anónimos– o Fundación Humanae, centrada en los enfermos bipolares y con trastorno de personalidad... Escribirlo le permitió cerrar algunas etapas de su vida. Pero no todas. Y es que, aunque cruce los dedos cada vez que un periodista asoma, siempre aparece la pregunta sobre Don Felipe. «Me encantaría que llegara la entrevista donde no surgiera el tema, sería un karma apagado». Aun así, esquiva el cuestionario con diplomacia.

–Siempre será la primera novia del Príncipe de Asturias...

–En eso los periodistas decís a menudo que sigo viviendo de aquello, pero es mentira. Estuve muchísimo tiempo encerrada, vosotros seguisteis con eso y seguiréis haga lo que haga. A no ser que me case...

–¿Es difícil llevar esa etiqueta?

–Duras son otras cosas... No es agradable ni desagradable, es lo que hay.

–¿Qué opina de las vacaciones de Doña Letizia en Suiza con sus hijas y sin el Príncipe?

–Ahí no voy a entrar, lo siento.

–Pero sí mantiene alguna relación con ella. Véase aquel café en una terraza de El Pardo...

–De aquello hace ya tres años... Fuimos a tomar un café, no fue el primero...

–¿Y será el último?

–Probablemente no, habrá más. A Doña Letizia le tengo muchísimo cariño.

–Supongo que también le habrán dicho aquello de: «Habría sido una reina perfecta»...

–Pero, de verdad, si yo ya no estoy ahí... Hay otra persona que va a ser reina y hablar ahora de eso es pura fantasía... Además, han pasado ya 27 años, es una época de la que no me acuerdo de nada. Sé que no me creéis, pero es una época cerradísima y olvidadísima, os lo prometo.

–Y sigue sin encontrar príncipe...

–La verdad es que no. No me he enamorado. Siempre me he considerado una persona afortunada, pero puede ser que en el amor no lo haya sido.

–Haga un cásting...

–Sé que suena cursi y hasta puedes considerarlo una «cantada», pero ahora me gustaría enamorarme. En mi pasado fui una persona atormentada por mi situación familiar, después he estado muy centrada en mi hija y ahora que se está haciendo mayor, estoy dispuesta a vivir un amor sereno.

–¿Retomaría un amor del pasado?

–¡Qué pereza! Nuevo total.

–¿Qué tal está viviendo la crisis?

–Bajando los gastos. Aun así, me siento privilegiada por tener trabajo.

–¿Y aquel negocio frustrado de los bolsos?

–Aquello fue una catástrofe. Era mi socia la que me animó, pero yo no estaba nada comprometida...

–Pero, ¿las deudas están liquidadas?

–¡Qué va! Ahí estamos en manos de los abogados. A ver si hay suerte...

–¿Le cuesta conciliar el sueño sabiendo que tiene ese asunto pendiente?

–Me preocupa, porque no soy una «viva la vida». La Justicia dirá...

–¿Es monárquica?

–Sí.

–¿Y Gibraltar?

–Español.