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La «negrita» que amaestró a la «Pulga»

Se conocieron cuando ella tenía ocho años y él, nueve. Entonces, Messi le prometió: «Algún día seremos novios»

La «negrita» que amaestró a la «Pulga»
La «negrita» que amaestró a la «Pulga»larazon

Se conocieron cuando ella tenía ocho años y él, nueve. Entonces, Messi le prometió: «Algún día seremos novios».

Los que conocen bien a Antonela Rocuzzo la califican como una joven que sabe lo que quiere, que tiene las ideas muy claras y que no irá nunca de «mujer de...», porque es tan independiente que no aceptaría mantenerse en un segundo plano. En la historia de amor de la pareja ocupa un papel primordial el futbolista argentino Lucas Scagli, primo de Antonela, con el que Leo coincidió en las categorías inferiores de Newell’s. Fue quien les presentó y ha contado que «inmediatamente vi que aquello era un flechazo, se enamoraron desde el primer día». El romance comenzó en la ciudad de Rosario y testigo mudo de aquella incipiente historia fue Laura, tía de la hoy esposa del futbolista. Ella tenía entonces ocho años y Leo, nueve, y nada hacía pensar que aquel flechazo prematuro acabaría, como sucedió ayer, en un feliz matrimonio. Pero sus íntimos todavía recuerdan las apasionadas cartas de amor que el crío Messi le escribía a la mujer que ocupaba su corazón, misivas infantiles llenas de ternura y puros sentimientos. En uno de aquellos escritos, el futuro astro afirmaba, rotundo, que «algún día seremos novios».

Rocuzzo demostraba su fuerte carácter y su apoyo a las reivindicaciones femeninas desde su adolescencia. Era muy popular en su barrio, en el que todos la admiraban por sus triunfos en la gimnasia rítmica. El noviazgo transcurría sin problemas hasta que el Fútbol Club Barcelona se fijó en Messi en 2000 y se lo llevó a la Ciudad Condal. La distancia conllevó la ruptura sentimental, y ella conoció a otro hombre, con el que mantuvo una relación de tres años. Pero la muerte de una amiga de ambos volvió a reunirles y se convirtió en una definitiva reconciliación. Siguieron viviendo separados y llevaron su amor en secreto, hasta que ella descubrió el noviazgo a sus íntimos en 2007 y tres años después se oficializó, al trasladarse a Barcelona para convivir con el hombre de su vida. Allí, la joven encajó muy bien entre el grupo de esposas y novias de los integrantes del equipo.

Estamos ante una mujer muy segura de sí misma, que tiene estudios de Odontología (carrera que no finalizó), Comunicación Social y Nutrición. En el Centro Educativo Latinoamericano, del que fue alumna, la recuerdan como «una estudiante brillante, que sacaba buenas notas y tenía una conducta intachable. Se empeñó en dominar el inglés, dedicaba varias horas a aprender ese idioma, y acabó dando clases particulares a otras alumnas».

En su entorno más cercano se la conoce como «La Negra», apodo que le viene desde su infancia por su color de piel y que ella acepta de buen grado. Leo la llama «Mi negrita» y ella a él, «Lío». En casa hacen una vida muy tranquila, son poco amigos de las salidas nocturnas y prefieren organizar cenas. A ella no le gustan las entrevistas, pero en una ocasión apareció junto a Messi en el programa «Anillo al dedo», que presenta Nico Vázquez, gran amigo del jugador culé, en el Canal 13 argentino. Les sometieron a un cuestionario y ella no supo acertar las preguntas futbolísticas que le hicieron sobre Leo.

En el cara a cara es cercana y muy apegada a la vida familiar. Sus suegros, Jorge y Celia, la adoran. Su amiga Sofía ha dicho de ella que «es muy fiel a sus afectos, te ayuda en todo lo que necesites y está a tu lado tanto en los buenos como en los malos momentos. Es una chica extraordinaria, buena persona, alegre, con una energía increíble». Su faceta como madre nos acerca a una Antonela volcada en sus dos hijos, Thiago y Mateo. Leo y su mujer no se cierran a aumentar la familia, a los dos les encantan los niños y ella ha dejado entrever a sus amigas que le gustaría quedarse embarazada de nuevo. Aunque suene extraño, no le gusta el fútbol, y su marido lo admitió, resignado, en una entrevista: «Le aburre, no me presta atención cuando vuelvo a casa y le cuento el desarrollo de mis partidos, le da igual si he metido goles o no». Leo está profundamente enamorado de su pareja y lo demuestra en las redes. A principios de junio subía en ellas una foto con la madre de su hijo y la acompañaba con un mensaje: «Nada más lindo que vos. Te amo». La chica algo tímida que llegó a Barcelona para vivir el sueño europeo junto a Leo se ha convertido hoy en una mujer madura, resolutiva y firme.