Estreno
«Quince años y un día»: La condena de la adolescencia
Directora: Gracia Querejeta. Guión: G. Querejeta, Santos Mercero. Intérpretes: Tito Valverde, Maribel Verdú, Boris Cucalón. España, 2012. Duración: 96 minutos. Drama.
«A mi padre». O sea, a Elías Querejeta dedica Gracia su nueva película, y no queremos pensar ni bien ni mal. Se entera el espectador cuando acaba esta historia tan querida por la cineasta sobre familias truncadas, sobre mujeres que intentan sacar la cabeza fuera del agua cuando el pasado las golpeó de repente, sobre jóvenes díscolos pero con sorpresa incluida y hombres ásperos, muy cerrados, aunque de una sola pieza. El principio, sin embargo, apuntaba hacia una inquietante y sorprendente propuesta protagonizada por un vecino con tendencias paranoicas y una viuda que padece migrañas y no consigue trabajo, aunque pronto la cinta, por suerte o desgracia, gira hacia el mencionado análisis sentimental de la cosa más deseado que conseguido. Porque le cuesta al filme emocionar con la deriva de un adolescente intratable, por supuesto, al que mandan con un esquivo abuelo para vivir y que, de pronto, se complica todavía más su existencia. En la pantalla, la evolución de estas relaciones resulta insulsa y un poco vacía. Sólo hay parabienes, sin embargo, para los dos protagonistas, un Tito Valverde mejor que nunca y Maribel Verdú, a la que ya le basta y sobran un par de escenas para demostrar por qué es una de las grandes actrices europeas, da igual con el toro que lidie. Lástima que las reacciones y el desarrollo de otros personajes, como el de esa detective con una existencia igualmente fastidiada, resulten poco naturales. Esta vez, y a pesar de la emotiva línea final, parece que el guión no daba más de sí, o que se quedaron mejores ideas fuera.
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