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Restringido
Celibato por convicción, no por dogma de fe
Francisco deja la «puerta abierta» al debate. Sacerdocio y castidad «no son coincidentes necesariamente», dice Blázquez
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«La Iglesia católica tiene curas casados. Son católicos griegos y católicos coptos, en el rito oriental. No se debate sobre un dogma, sino sobre una regla de vida que yo aprecio mucho y que es un don para la Iglesia. Al no ser un dogma de fe, siempre está la puerta abierta». Éstas fueron las palabras de Francisco cuando el lunes por la noche en el vuelo papal de regreso de Tierra Santa fue preguntado por los periodistas por este asunto a raíz de la carta escrita por 26 mujeres enamoradas de sacerdotes para estudiar esta opción. «Lo que el Papa ha respondido es lo mismo que se trata en el Decreto sobre el Ministerio y la Vida de los Presbíteros, donde hay un número largo dedicado el celibato», explica a LA RAZÓN el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, sobre el documento «Presbyterorum Ordinis» del Concilio Vaticano II, recordando en la misma línea que «ministerio sacerdotal y celibato no son realidades coincidentes necesariamente».
«Se puede hablar cuando convenga y punto. Es libertad poner un tema sobre la mesa, no ha dicho ni sí ni no», mantiene el obispo de Lleida, Joan Piris, que no considera que se trate de un debate urgente en la Iglesia, «aunque si quieren estudiarlo, encantado».
«Que no sea un dogma de fe no significa que sea una verdad relativa. De hecho, se trata de una verdad contrastada por muchos siglos de experiencia de vida de la Iglesia», explica Pablo de Haro, sacerdote desde hace 23 años, que está al frente de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Parla. Este argumento lleva a viajar hasta el segundo Concilio de Letrán, en 1139, que recoge cómo «la ordenación sacerdotal se convierte en impedimento matrimonial».
Algunas voces sugieren que abrir la puerta a los sacerdotes casados permitiría acabar con el déficit vocacional de Europa. «No parece que sea así, si echamos un vistazo a otras confesiones cristianas, que también sufren esta crisis de sacerdotes y, sin embargo, permiten que se casen», apunta De Haro sobre ortodoxos, anglicanos y protestantes.
En el caso de las comunidades católicas orientales –melquitas, caldeos, siríacos, armenios, coptos y maronitas–, la Iglesia admite que puedan casarse. Eso sí, no pueden hacerlo si son ya sacerdotes. Sin embargo, sí pueden casarse primero y acceder al orden sacerdotal después. Es el caso del padre Daniel Lazar, católico de rito bizantino, casado y con un hijo de siete años, que vive en Ciudad Real. Aunque para muchos sacerdotes casados que ejercen en España su vida familiar ayuda en sus funciones eclesiásticas, él reconoce que no es tan sencillo. «No es fácil compatibilizar la vida familiar con la vida pastoral, pero tengo la suerte de tener una esposa que me acompaña y me ayuda. Fue una decisión conjunta, ella sabía antes de casarnos que quería ser sacerdote. Nos casamos en Rumanía y luego me hice sacerdote», afirma a este periódico. «En algunos países como Ucrania y Rumanía ser sacerdote y estar casado es habitual. El sacerdote es visto como un modelo de padre de familia. Creo que se debería abrir el debate en España. Ya me lo decía tiempo atrás un monje benedictino. ¿Cómo? No le podría decir, eso es cuestión del Espíritu Santo, pero considero que se podría replantear. No sé si realmente el Papa ha visto la necesidad de un debate o sólo responde a una pregunta de los medios».
Un sacerdote católico de nuestro país, ¿puede casarse? El Derecho Canónico contempla la posibilidad de que la Santa Sede confiera una dispensa que le permita al sacerdote que difiere de la norma del celibato cesar permanentemente en sus funciones ministeriales y entrar en el estado laical sin perder la comunión con la Iglesia. De Haro defiende que, al poner sobre la mesa la cuestión del celibato «a menudo tendemos a subrayar la renuncia que supone. No lo vivo así. De hecho, al mirar al Papa, rebosante de alegría y de ternura, veo el celibato que yo quiero vivir, en plenitud, sabiendo que Jesús es la persona que colma el corazón. El sacrificio está presente en todos los aspectos de la vida y me atrevería a decir que la exigencia de fidelidad de un sacerdote es pareja a la que tiene que vivir un casado. Hay que pensar que la virginidad no se ha de plantear como un ''no poder'' sino desde el ''amar verdaderamente"».
«Mi mujer y mis hijos me permiten estar más próximo a los feligreses»
Dmytro Savchuk. Sacerdote católico de rito bizantino
«Mi mujer, que es enfermera, y mis tres hijos me ayudan en mis funciones pastorales. Es estupendo poder contar con ellos para atender a los feligreses», asegura el padre Dmytro Savchuk. Para este católico de rito bizantino, casado y que ejerce como sacerdote en Huelva y en Sevilla, su familia es clave en su labor. «Me ayudan y me permiten estar más próximo a los feligreses. Muchas familias vienen a hablar conmigo porque tienen problemas con sus hijos y ser padre ayuda a comprenderles mejor. Además, mis hijos hablan también con muchos chavales. La vida pastoral con la familiar no es incompatible», afirma este sacerdote que vino de Ucrania hace ya siete años. En cuanto al debate sobre el celibato, «es un asunto que compete al Vaticano».
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