«Cristianos que amaron hasta el extremo»

Un murmullo se escuchaba en el patio principal del Centro de Estudios de Tarragona. De inmediato se pasó al silencio cuando en las dos pantallas gigantes apareció la imagen de Francisco. Fueron unos tres minutos en los que el Santo Padre se dirigió a la multitud congregada para recordarles que los mártires son «cristianos ganados por Cristo, discípulos que han aprendido bien el sentido de aquel "amar hasta el extremo"que llevó a Jesús a la Cruz».

El Papa destacó que «no existe el amor por entrega, el amor por porciones», para matizar después que «Cristo nos "primera"en el amor, los mártires lo han imitado en el amor hasta el final».

Tras invitar a los presentes a tomar como ejemplo a los nuevos beatos, les apuntó que «siempre hay que morir un poco para salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, de nuestro bienestar, de nuestra pobreza, de nuestras tristezas, y abrirnos a Dios, a los demás, especialmente a los que más nos necesitan». Para Francisco, pedir la intercesión de los mártires implica no vivir «barnizados de cristianismos pero sin sustancia. Ellos no eran barnizados, eran cristianos hasta el final».

¿El objetivo para el Papa? «Seamos fermento de esperanza y artífices de hermandad y solidaridad».

En esta misma línea se manifestó Francisco durante el rezo del Ángelus a los fieles congregados en la plaza de San Pedro de Roma, donde presentó a los mártires beatificados como «testigos valientes», lo que le llevó a pedir a Dios «que libere al mundo de toda violencia».