Francisco, nuevo Papa

Cuentas claras antes de la elección

Bertone aclara cómo se está adaptando la banca vaticana a las normas de transparencia financiera

El cardenal Ouellet pasea, ayer, por la plaza de San Pedro escoltado por la Policía
El cardenal Ouellet pasea, ayer, por la plaza de San Pedro escoltado por la Policíalarazon

«Hemos venido también a Roma para saber qué es lo que pasa realmente en la Curia. Ha habido situaciones complicadas sobre las que nos gustaría recibir una explicación». Estas palabras que a principios de la semana pasada decía un purpurado que prefería mantener el anonimato iban referidas a los problemas en los que se ha visto envuelto el Instituto para las Obras de Religión (IOR), la banca vaticana. Para aclarar las dudas que existían sobre este organismo, el cardenal Tarcisio Bertone, Camarlengo y presidente del consejo cardenalicio encargado de la vigilancia de este organismo, hizo ayer una intervención durante la décima y última congregación general.

En este encuentro previo al cónclave del que saldrá elegido el sucesor de Benedicto XVI, Bertone habló de la estructura del IOR y de cómo se está desarrollando el proceso para adecuarse a las normas internacionales de transparencia financiera. Según explicó el portavoz vaticano, el jesuita Federico Lombardi, Bertone, que ha sido secretario de Estado durante siete de los ocho años del pontificado de Benedicto XVI, detalló los pasos dados para cumplir con las recomendaciones del comité internacional Moneyval, dedicado a evitar el lavado de dinero negro y la financiación de grupos terroristas.

Lombardi contó que las intervenciones sobre el IOR no se habían extendido más porque «no se trata de uno de los puntos principales» para decidir cómo debe ser el próximo Papa. «En las congregaciones generales se ha hablado de asuntos económicos, que son importantes, pero no son éstos los temas más significativos de estos encuentros que sirven como preparación para la elección del nuevo Romano Pontífice», comentó el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede.

La de Bertone no es la primera intervención sobre la situación financiera vaticana que ha tenido lugar durante estos días. Como establece la constitución apostólica «Pastor Bonus», aprobada por Juan Pablo II en 1998, los tres cardenales responsables de los dicasterios económicos presentaron un breve informe el pasado jueves sobre cómo están las cosas en sus respectivas áreas de competencia. Quienes tomaron la palabra fueron: Giuseppe Versaldi, presidente de la Prefectura para los Asuntos Económicos; Domenico Calcagno, presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, y Giuseppe Bertello, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.

El IOR fue también noticia durante los últimos días del pontificado de Benedicto XVI. El 15 de febrero fue nombrado su nuevo presidente. El elegido fue el financiero e industrial alemán Ernst von Freyberg. Sucedió al italiano Ettore Gotti Tedeschi, representante en Italia del Santander, destituido en mayo del año pasado por las supuestas irregularidades cometidas durante su gestión.

El nombramiento contaba con el aval de Benedicto XVI, quien siguió de cerca el largo proceso de selección, realizado por la comisión cardenalicia que controla el IOR con el apoyo del consejo de superintendencia de este organismo. Von Freyberg resultó elegido tras superar una triple ronda de entrevistas. Primero había 40 candidatos, luego seis y finalmente tres, según explicó el portavoz vaticano, Federico Lombardi. El Vaticano contó con el asesoramiento de la agencia Spencer Stuart, líder en la selección de altos ejecutivos, para realizar este proceso. Lombardi respaldó la contratación del nuevo presidente del IOR, que es miembro de la Orden de Malta, diciendo que «organiza peregrinaciones a Lourdes, cuida a los enfermos y es una persona con una notable humanidad y sensibilidad cristiana».

Pese a las precauciones tomadas durante el proceso de selección, la elección de Von Freyberg no estuvo exenta de polémica debido a su currículum profesional. Se debe a que sea presidente desde 2012 de la naviera Blohm+Voss Group, que formaba antes parte de un consorcio industrial dedicado a la fabricación de barcos de guerra.