La sucesión de Benedicto XVI
El futuro
Los seminaristas de Roma han sido unos de los últimos destinatarios de las palabras de Benedicto XVI. El Papa ha mostrado siempre un gran interés por la formación de los que se preparan para el ministerio sacerdotal, teniendo encuentros con ellos en sus distintos viajes apostólicos, y como indicó especialmente en la carta que en el año 2010 les dirigió y en la que les decía: «He querido mostraros lo mucho que pienso en vosotros, especialmente en estos tiempos difíciles, y lo cerca que os tengo en la oración».
Por eso para todos los que se forman para ser sacerdotes, y los que tenemos como misión su formación, cobran un significado especial las palabras pronunciadas en el Seminario Mayor de Roma que fueron una invitación al agradecimiento por «la belleza de conocer la plenitud de la Verdad de Dios, la alegría de su amor»; al servicio «al Señor con la Iglesia de nuestro tiempo»; a la misión de, siendo minoría en muchos lugares, «ser responsables de los otros, dando fuerza al bien de nuestro mundo»; y a la esperanza de que «el futuro es realmente de Dios, ésa es la gran certeza de nuestra Vida». A principios de julio los seminarios estamos convocados a peregrinar a Roma, ya no será Benedicto XVI el que nos reciba, pero sus palabras nos habrán llevado a estar allí para escuchar al Santo Padre y renovar nuestra fe y nuestra fidelidad a la Iglesia y a Pedro.
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