El Papa emérito sigue el Cónclave a través de la televisión

Cuando el pasado 28 de febrero a las ocho de la tarde, Benedicto XVI se convirtió en Papa emérito, inicio un tiempo de descanso y retiro en la Villa Pontificia de Castel Gandolfo. Quería permanecer alejado de Roma. Permanecer junto a la Capilla Sixtina podría interpretarse como una manera de influir o condicionar el resultado de las votaciones del cónclave. Aquella noche, lejos de «desconectar» de la realidad, el Pontífice quiso ver a través de los informativos cómo se había recogido su último día como pastor al frente de la Iglesia. Y este interés por lo que sucede estos días en la Santa Sede ha continuado. Al parecer, Benedicto XVI habría seguido en directo cada una de las ruedas de prensa del padre Federico Lombardi, en los que daba buena cuenta de los detalles del proceso sobre la elección del nuevo Sumo Pontífice. Por eso, no sería de extrañar que a lo largo de la tarde de ayer se sentara frente a la televisión para seguir en directo la misa «Pro Eligendo Pontifice» o la entrada de los purpurados a la Capilla Sixtina. Es una de las consecuencias de la renuncia papal, en tanto que hasta la fecha, ninguno de sus predecesores en el cargo había tenido la oportunidad tan siquiera de promulgar un «Motu Proprio» que permitiera adelantar la fecha. Y menos aún, de vivir en directo, eso sí, en la distancia, la previa de las votaciones de las que saldrá el nombre de aquel que cogerá el testigo en la barca de San Pedro. Lo que sí se ha confirmado es que estará presente en la Misa de entronización del nuevo Santo Padre. Será allí donde se tendrá que adaptar el protocolo para ubicar al Papa emérito en un lugar preferente, distinto al del Colegio Cardenalicio, pero dejando el plano principal al nuevo sucesor de Pedro. Su secretario personal, Georg Gánswein, dejo Castel Gandolfo para regresar a San Pedro y ejercer como prefecto de la Casa Pontificia. Por tanto, no estuvo ayer a su lado siguiendo el inicio del Cónclave.