Terrorismo
El Papa expresa su dolor por todas las víctimas de “esta violencia cruel”
Reza por la comunidad cristiana de la antigua Ceylán, “golpeada mientras se recogía en oración”.
Reza por la comunidad cristiana de la antigua Ceylán, “golpeada mientras se recogía en oración”.
Le sorprendió al Papa Francisco la cadena de atentados en Sri Lanka precisamente el día en el que acostumbra a dibujar un panorama de los conflictos en todo el mundo. «He escuchado con tristeza y dolor la noticia de los graves atentados del día de Pascua, que han llevado luto y dolor a iglesias y otros lugares de reunión en Sri Lanka», pronunció ayer el Pontífice, tras la bendición del «Urbi et Orbi» en la plaza de San Pedro. En un mensaje muy pausado, Bergoglio quiso remarcar su más «afectuosa cercanía a la comunidad cristiana, golpeada mientras estaba reunida en la oración, y a todas las víctimas de esta violencia cruel».
Los cristianos representan aproximadamente un 7 por ciento de la población total de Sri Lanka. Y es a estas minorías de las periferias mundiales a las que le gusta dirigirse al Santo Padre en su visión más global. En el año 2015, el Pontífice visitó este país en una gira internacional que también le llevó a Filipinas, y en la que la condena al terrorismo y el respeto a los pequeños grupos cristianos fueron una constante. Ayer, desde el Vaticano, el Papa reiteró que les encomendaba «al Señor a quienes han fallecido trágicamente» y pidió una oración «por los heridos y por todos aquellos que sufren a causa de este dramático evento».
Francisco cerró los ojos en señal de duelo antes de despedirse de los 70.000 fieles aproximadamente que habían acudido a la Plaza de San Pedro. Aunque, anteriormente, el Pontífice quiso que el mensaje de esperanza con el que los cristianos celebran el Domingo de Resurrección se tradujera en un homenaje para los países más golpeados. «Que, ante los numerosos sufrimientos de nuestro tiempo, el Señor de la vida no nos encuentre fríos e indiferentes. Que haga de nosotros constructores de puentes, no de muros», expresó.
En América, el Papa recordó particularmente al «pueblo venezolano», compuesto de «tantas personas carentes de las condiciones mínimas para llevar una vida digna y segura, debido a una crisis que continúa y se agrava». En un país en el que el Vaticano ya ha explorado vías de mediación, Francisco pidió a quienes tienen responsabilidades políticas que pongan «fin a las injusticias sociales, a los abusos y a la violencia». Además, hubo mención a Nicaragua, donde continúan las protestas contra el presidente Daniel Ortega.
La bendición papal también miró, como es tradición, a Oriente Próximo, como lugar de persecución de minorías cristianas. En Siria, el Papa argentino alertó de que existe un conflicto que «continúa y amenaza con hacernos caer en la resignación e incluso en la indiferencia». Reiteró su llamamiento a una solución política y reclamó que se favoreciera el retorno de los desplazados por la guerra. Yemen –bombardeada desde hace cuatro años– y el conflicto entre Israel y Palestina fueron los otros focos para Bergoglio.
Además, el Pontífice lanzó un mensaje global para todo el continente africano. Y aquí se paró en Libia, donde la ofensiva del general Jalifa Hafter ha llevado de nuevo al país al enfrentamiento abierto; en Sudán, después de que las protestas populares impulsaran a los militares a destituir al presidente Omar Al Bashir, y en Sudán del Sur, en el que la mayoría cristiana celebra la Semana Santa después de tres años de guerra civil. También hubo un recuerdo a los cristianos de Ucrania.
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