Francisco, nuevo Papa
Francisco: más signos que gestos
A Francisco se le está identificando como el Papa de los gestos. Pero más que gestos, podríamos hablar de signos teológicos, que tienen un significado trascendental, un origen bíblico. Basta con recordar cómo se inclinó desde el balcón principal de la plaza de San Pedro. Se trataba de un signo litúrgico que ligaba la figura del obispo al sacerdocio de Cristo, según el Orden de Melquisedek.
La metodología que usa pertenece a un lenguaje contemplativo, esto es, en leer la realidad de la vida. Tuve la oportunidad de compartir los años de estudiante 68-70, como estudiantes de Filosofía y Teología en el Colegio Máximo de de los Jesuitas en Argentina y presenciar su Ordenación sacerdotal en Diciembre del 79 con el Grupo Scout de la Parroquia Sagrada Familia. Época de la gran crisis vocacional sacerdotal y religiosa post conciliar, de todas las congregaciones y también de los jesuitas.
Bergoglio tuvo fe y forjó con esperanza lo nuevo a nivel de Iglesia Conciliar, unió la Pastoral como Párroco de barrio con ser al mismo tiempo, Rector de una universidad de Filosofía y Teología, llevó la alta casa de estudios a la gente sencilla, comenzó a caminar entre la gente. Lo mismo hizo como Obispo y Arzobispo y hoy, Pastor Universal, lo primero que propone es seguir siendo Párroco de cada Parroquia de Roma, para evangelizar y caminar entre la gente! Sus homilías son dirigidas a la gente, los teólogos no solo no las necesitan sino que deben ellos también, comenzar a hablarle a la gente en forma entendible. Esta para mi humilmente es la clave para entender a Francisco y caminar con él.
En 1974, el diccionario de Teología Espiritual definía las diferentes escuelas de espiritualidad de la Iglesia Católica, afirmando la falta de una auténtica escuela de espiritualidad para los sacerdotes diocesanos y para los laicos. Creo que Bergoglio iniciò su camino de Teologo y pastor, como en los tiempos de los Padres de la Iglesia.
Así, una de sus primeras decisiones al estar al frente de la formación de los novicios jesuitas, fue alejarles de las grandes estructuras ya configuradas y ubicarse con ellos en una residencia de barrio donde les formó en un espíritu nuevo de oración y espiritualidad evangélica basado en el testimonio de la pobreza. Por eso, como parte de las tareas cotidianas de los seminaristas se incluía que se lavaran la ropa, se cocinaran etc, sin ayuda externa.
Esa integridad y honestidad le ha acompañado hasta hoy. En el momento en que la teología de la liberación pisaba fuerte en toda América Latina, Bergoglio la vio como una señal de búsqueda, una línea teológica emergente que buscaba responder a una realidad concreta. Atento a estas señales, siguió caminando llevando la teología a la calle, a la gente sencilla, un signo que le une directamente al nombre que ha elegido, Francisco.En esta línea, uno de los grandes momentos que configuran su personalidad es el momento en el que es nombrado obispo auxiliar y comienza a desarrollar un pastoral joven y nueva en San José de Flores. No se movió de la sede episcopal ni tomo una sola decisión hasta que no habló con todos y cada uno de los sacerdotes que estaban a su cargo para llevar a cabo una acción pastoral global. A partir de ahí salió a los barrios de estos sacerdotes para conocer a los fieles de sus parroquias. Ahí comienza lo que podríamos llamar evangelización conciliar y donde toca con mano la pobreza de las Villas miserias. Es entonces cuando se puede decir que se encontró verdaderamente con el pueblo de Dios como Pastor y donde da el verdadero salto pastoral. Ahí comprende que tú puedes visitar un barrio pobre mil veces, pero realmente sólo puedes hacer algo si comienzas estar con la gente, si les quieres, si tu esquema de trabajo es el de las Bienaventuranzas. No valen las opciones a medias. Así lo entendía entonces Jorge Mario Bergoglio y así lo entiende ahora el Papa Francisco, para el que no hay diferencias sociales ni intelectuales para la pastoral. Y esa es una gran ventaja: aceptar la realidad en la que se mueve y hacer presente a Jesús de Nazaret a partir de ella.
Todo esto es lo que nos hace entender que esa espontaneidad de la que tanto se habla cuando rompe el protocolo para saludar a su sacerdote amigo o para besar a un enfermo no es fruto ni mucho menos de la imprudencia o popularismo. Más bien es reflejo de su preocupación por la persona, de esa teología espiritual de los signos encarnada en el otro.
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